Ezequiel y Mariano se conocen hace poco, pero ambos comparten trabajo. Dos historias de dos jóvenes que la pelean día a día
La tarea de los “cuidacoches” o “trapitos” ha generado siempre mucha polémica y voces a favor y en contra. Actualmente, en el marco de la crisis económica que afecta a todo el país, representa una salida laboral para muchas personas que han sido despedidas o expulsadas del sistema laboral. Otros, también encuentran en la venta ambulante o las changas, maneras de rebuscárselas y sobrellevar el día a día. Ezequiel y Mariano son dos jóvenes rosarinos que desempeñan todos los días este trabajo en el centro de la ciudad. Además, ambos están en situación de calle. En diálogo con CLG, cuentan algunos fragmentos de sus historias y cómo se ven en el futuro.
Sentados en un banco de madera de Plaza San Martín, ubicada frente a la sede local de Gobernación, dos jóvenes veinteañeros exhiben sus chalecos naranja, con los que se identifican como trapitos de la zona. Mariano, quien en pocos días cumplirá 20 años, cuenta a CLG que hace tres que comenzó a cuidar autos. Hace un mes y medio lo acompaña Ezequiel, quien relató que duerme a media cuadra del lugar y que todos los días un rato antes de las 9 se encuentran en la plaza. Las jornadas de trabajo suelen extenderse hasta las 5 ó 6 de la tarde.
“Es difícil estar acá, pero te llevás tu moneda. Está medio parada la cosa, la gente no quiere largar un peso. Por no tener estudios, no haber terminado la escuela, se nos presenta esta situación”, afirma Mariano. Sin embargo, agrega que ambos tienen oficios de pintor y albañil, pero que ahora no consiguen trabajos de eso.
Los jóvenes consideran que el trabajo está más complicado con la crisis que se vive en el país, pero que “siempre de la mejor manera, con respeto y humildad” se han sabido ganar la calle. “Todo lo que está pasando en Argentina con la política, la verdad que preocupa un poco. Pero tenemos que confiar en Dios y seguir, hacer las cosas bien”, dijo Ezequiel a CLG.
Además, el muchacho de 24 años comentó que viene de una gran familia. “Somos catorce hermanos, once varones y tres mujeres. Mi familia no quiere saber nada con que yo venga acá, pero a mí me gusta estar en la calle, estar en contacto con la gente”, aseguró.
Y agregó: “Yo ahora vivo en la calle, la piloteo. Estaba terminando la escuela pero tuve que dejar para laburar. Mi papá vive en Corrientes y mi mamá en Acebal. Están lejos. Mis hermanos están en distintos pueblos, a mí me gusta estar en la ciudad”.
Cuidar autos y, cuando se da la posibilidad, lavarlos, les da algunos pesos para comprar alimentos todos los días. Además, los jóvenes asisten a Cáritas, donde se bañan, acceden a un plato de comida y ropa limpia. “Rosario tiene muchos comedores también. A la noche nos dan la cena. Está bueno lo que hacen en Rosario, nos ayuda a quienes vivimos en la calle”, indicó Mariano. Y su compañero añadió: “Yo duermo acá, a media cuadra, bajo un techito. A la mañana voy a Cáritas y me baño con agua calentita. A veces me dan ropa y una viandita también. De lunes a viernes estamos acá cuidando autos”.
Al ser consultados sobre cómo se ven en el futuro y qué les gustaría hacer, expresaron que están esperanzados en salir adelante. “Pienso en mañana y no quiero seguir en la calle. Mi oficio es pintura, albañilería, construir casas. Me gusta trabajar. Mi viejo es pintor de toda la vida y me enseñó eso. El día de mañana quiero estudiar”, indicó Ezequiel.
Mientras tanto, Mariano agregó: “Los dos estamos acá luchándola, la gente a veces no te paga, te da vuelta la cara, los entendemos también. Además, hay mucha gente buena, que nos ayuda. Unidos podemos llegar a hacer más”.
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