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Diseñadoras industriales

Dos argentinas diseñaron un sistema que puede mejorar los trasplantes


 

Dos diseñadoras industriales argentinas, Camila Rocío Díaz y Vanesa Garriga, desarrollaron el Proyecto Amida, que está orientado a la donación trasplante de órganos. Se trata de un sistema que calienta los fluidos del sachet que se le pone a los pacientes que serán trasplantados.

El principal objetivo de este nuevo sistema es prevenir la hipotermia que se genera en el paciente en las intervenciones quirúrgicas. Así, mantiene los fluidos entre los 36 y 40º a lo largo de todo el proceso de perfusión (paso de fluidos), que puede llegar a durar hasta doce horas.

Camila y Vanesa idearon este proyecto como trabajo final para recibirse de diseñadoras industriales en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Además, comprobaron cómo se pueden generar innovaciones en salud desde otras áreas.

Las mujeres decidieron ponerse a investigar sobre el tema a raíz de la Ley Justina, que determina que todos son potenciales donantes de órganos. Entonces, desarrollaron un proyecto vinculado directamente a los trasplantes, pero que puede tener beneficios para cirugías en general.

El dispositivo se conecta al sachet de suero que se le aplica al paciente. «Es una lámina de silicona que envuelve el sachet, adentro tiene resistencias que mantienen el calor a una temperatura estable y puede permanecer durante doce horas calentando los fluidos. Tiene una placa electrónica que mide a qué temperatura está el fluido, si está a menos de 36º se enciende, calienta hasta que llega a los 40º corta, se va prendiendo y apagando hasta que alguien viene y lo desconecta», explicó Camila a La Voz de San Justo.

El primer prototipo se conecta vía enchufe a la energía, pero están creando otro con baterías para facilitar su uso en accidentes de tránsito o casos en los que se necesite traslado. «Poder desarrollar algo para la salud para mí fue algo increíble, sentimos mucha emoción cuando nos dimos cuenta todo lo que podíamos ayudar», comentó la diseñadora industrial. Y continuó: «En la facultad nos orientaron hacia esa área de la salud y en mi caso me gusta mucho la medicina, pensé en estudiar esa carrera pero después me decidí por el diseño industrial y ésto fue como un cierre en todo esto».

Actualmente, las personas que tienen muerte cerebral son donantes de órganos vitales (corazón, pulmones, riñones, hígado, páncreas e intestino). En ese sentido, Camila detalló: «Uno de los problemas es que el cerebro se muere y esto provoca que el sistema termorregulador, que es la parte del cuerpo que mantiene la temperatura a 36,7ºc, deje de funcionar, esto hace que la temperatura corporal del donante disminuya, produciendo hipotermia, lo que vuelve al órgano no apto para trasplantar. Si llega a menos de 32º el órgano no sirve más. Por eso nos enfocamos en la hiportemia que es mejor prevenirla que tratarla».

Según explicó la diseñadora, lo que se hace ahora es «calentar los sachets a baño maría o en el microondas, sólo puede hacerse una vez y bajo el riesgo de que un error en la regulación de la temperatura los haga perder sus propiedades o los torne inutilizables, ya que si tiene más de 42º también puede provocar efectos negativos en los órganos. Además después de calentado, a los diez minutos vuelve a estar a temperatura ambiente y no puede recalentarse».

Camila y Vanesa crearon un dispositivo eficaz y económico. «Está diseñado para ser fabricado totalmente en la Argentina y llegó a ser 30 veces más barato que el de la competencia», aseguró una de las jóvenes.

El proyecto todavía se encuentra en una esta de ajuste y algunas modificaciones para lograr una producción más eficientes. Las profesionales consiguieron inversores para producirlo y ahora buscan quiénes puedan venderlo y distribuirlo.