Surgió ante el pedido puntual de ayuda para una familia y se convirtió en un espacio que recibe donaciones y asiste con ropa y abrigo a quienes más lo necesitan
Por Diego Carballido
Son muchas las actividades y tareas que dejaron de realizarse por la cuarentena decretada para hacer frente al avance del coronavirus en el país. Sin embargo, lo que no se dejó de lado, y que incluso creció, fue la solidaridad: la asistencia alimentaria en distintos puntos de Rosario fue en aumento, como así también las distintas campañas y colectas para ayudar a los que más lo necesitan. Tal es el caso de los docentes de dos escuelas ubicadas en la zona norte de la ciudad, que realizaron un «roperito solidario» para colaborar con las familias del barrio.
En diálogo con CLG, Manuel, un docente de las escuelas Nº 539 y Nº 133, explicó cómo surgió la iniciativa que desarrolló junto a otros compañeros.
Todo comenzó con el pedido de ayuda de una familia a la que la lluvia la había dejado sin nada y eso movilizó a una red de donaciones entre los mismos docentes que pronto comenzó a expandirse. “Decidimos armar una pequeña colecta entre unos pocos compañeros, lo compartimos con una de las escuelas y tuvimos un resultado muy bueno”, contó en primer lugar. Al tiempo, todo se replicó.
«Nuestra comunidad educativa es carente de muchas cuestiones, pero con la llegada del coronavirus, sus carencias y necesidades se fortalecieron mucho. Por ese motivo, los docentes tuvimos que salir a dar una mano», explicó.
Luego de la primera colecta, se fueron multiplicando las donaciones de ropa y el grupo de docentes las llevó al edificio de la escuela secundaria Nº 539 de la Zona Cero (calle Oncativo y Laguna). Al mismo tiempo, aumentó también la cantidad de escuelas que se acopló a la iniciativa y se conformó un «roperito solidario» donde familias de las comunidades educativas de las escuelas Nº 133, Nº 1400, Nº 1226 y “20 de junio” comenzaron a recibir asistencia de ropa y abrigo.
«Comenzamos con un flyer en redes sociales y llegamos a mucha gente. Hasta nos parece increíble que ya lo abrimos más de diez veces al roperito por la cantidad de personas que vino a buscar ayuda, pero aún así no alcanza porque la necesidad es muy grande», aseguró Manuel y agregó: «Necesitamos más difusión y más colaboración».
Ropa de cama, frazadas, zapatillas y abrigo, todo es bienvenido por este grupo de docentes que tiene un espacio propio en Facebook donde coordinan la entrega de las donaciones.
«Al comienzo fue difícil porque estábamos muy encerrados por la cuarentena, pero nos movilizó la necesidad inmensa de dar una mano a nuestra comunidad con la que compartimos el aula todos los días», afirmó.
“Sabemos que se viene el frío y también más lluvias y las familias no pueden trabajar por la pandemia. No pueden hacer las changas que hacían habitualmente para conseguir un plato de comida o un abrigo», advirtió Manuel y agregó: «El Estado trata, a su manera, de garantizar el alimento pero la ropa sigue siendo una necesidad».
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«Un día, una madre que venía a buscar algo que necesitaba nos dejó ropa que ya no utilizaba y comprendimos el gesto de la verdadera solidaridad. Alguien con recursos escasos que quería ayudar a otros. Así comenzamos también con el trueque y nos parece maravilloso porque tuvimos muchísimo resultado», contó Manuel.
La recepción de las donaciones de ropa se realiza con «todas las medidas de seguridad sanitarias posibles” por eso cada vez que alguien envía donaciones se le pide que la ropa esté lavada, planchada y que “dejen las bolsas cuatro o cinco horas en un lugar rociadas previamente con alcohol o lavandina», detalló.
«Lo venimos llevando muy bien porque la gente es muy responsable, mantiene el distanciamiento y todos vienen con tapabocas. Es un trabajo excepcional pero necesitamos más ayuda en donaciones y colaboradores», concluyó.