"Puedo sentirlo y es grandiosamente apreciado", aseguró el serbio en su cuenta de Instagram, mientras hubo protestas "por su liberación" frente a su hotel
El número 1 del tenis mundial, Novak Djokovic, retenido en un hotel de la ciudad de Melbourne, agradeció este viernes «a toda la gente a lo largo del mundo por su constante apoyo» en medio del conflicto con las autoridades de Australia por su ingreso al país, situación que se resolverá el lunes próximo.
«Puedo sentirlo y es grandiosamente apreciado», aseguró el serbio en una de las historias publicadas en su cuenta de Instagram, mientras hubo protestas «por su liberación» frente a su hotel y en Belgrado. El tenista también aprovechó para dejar un mensaje por la Navidad ortodoxa que se celebra este viernes: «Paz de Dios. Cristo nace. Feliz Navidad. Que el amor de Dios te fortalezca y te llene».
Jelena Djokovic, la esposa del tenista, hizo una publicación este viernes en su cuenta de Instagram por primera vez desde que su marido aterrizó en Australia: “La única ley que se tiene que respetar en todas las fronteras es el amor».
¡Feliz Navidad a todos los que la celebran hoy! ¡Paz de Dios! Mis deseos son que todos estén sanos, felices, seguros y juntos con sus familias. Me gustaría que mi familia estuviera junta hoy, pero me reconforta saber que al menos estamos sanos. Y creceremos a partir de esta experiencia», resaltó.
«Gracias queridas personas de todo el mundo por usar su voz para enviarle amor y apoyo a mi esposo. Respiro profundamente para calmarme y encontrar gratitud (y comprensión) en este momento por todo lo que está sucediendo. La única ley que todos deberíamos respetar en todas las fronteras es el amor y el respeto por otro ser humano. El amor y el perdón nunca son un error, sino una fuerza poderosa. ¡Les deseo a todos lo mejor!», cerró Jelena.
https://www.instagram.com/p/CYaIFUmD8q3/
Djokovic permanecerá hasta el lunes retenido en un hotel de Melbourne, a la espera de una resolución judicial para poder ingresar a Australia, luego de apelar la cancelación de su visa por no estar inoculado contra el Covid-19.
De conocida posición contraria a la vacuna, el tenista viajó a Melbourne para disputar el Abierto de Australia a partir del 17 de enero tras conseguir una «exención médica» por parte de las autoridades oceánicas. Sin embargo, al aterrizar el miércoles en la ciudad del estado de Victoria, quedó retenido por el personal de Migraciones del Aeropuerto Internacional Tullamarine debido a un problema con su visado.
El incidente se convirtió en un escándalo diplomático cuando el presidente serbio Aleksandar Vucic acusó a las autoridades australianas de «maltrato» y de ejercer una «caza política». El primer ministro australiano Scott Morrison aclaró que Djokovic no aportó evidencia de tener la vacunación completa ni justificación para estar eximido de ella. «Las reglas son las reglas, especialmente cuando se trata de nuestras fronteras. Nadie está por encima de las reglas», advirtió.
Desde el jueves, grupos de aficionados se congregan en el Park Hotel de Melbourne (4 estrellas) para pedir la liberación del tenista. El establecimiento, usado como centro de cuarentena durante el año pasado, también alberga inmigrantes que fueron trasladados desde las islas de Manus y Naur. Algunos de ellos revelaron, ante la atención mediática, que la comida que les sirven es de mala calidad y las condiciones empeoran «día a día».
Además de las protestas frente al hotel, la familia de Djokovic organiza una manifestación por día frente al Parlamento serbio para apoyar al tenista y continuarán hasta que se defina la situación del atleta.
«No estamos llamando a ningún tipo de violencia, sino a la justicia, en apoyo a nuestro Nole. De manera digna, como a lo largo de nuestra historia, estamos luchando por nosotros mismos», explicaron.
Srdjan Djokovic, quien comparó a su hijo con Jesucristo, agregó «no pueden arrodillarnos. Enciendan una vela por Novak, por Serbia y por todo el mundo liberal. Aguantemos todos este comportamiento horrible de políticos repugnantes».
Djokovic, de 34 años, acudió a Australia después de anunciar que había conseguido un permiso sanitario para jugar el Abierto en busca de su décimo título y de batir el récord de 20 trofeos de Grand Slam que ahora comparte con el suizo Roger Federer y el español Rafael Nadal.