El periodista Ricardo Terán, en diálogo con CLG, relató la situación personal que atravesó con su hijo, quien presenta un cuadro de autismo, y pidió que se implemente un protocolo especial
Por Sofía Dalonse
Con mezcla de indignación y convicción por modificar la realidad, el periodista Ricardo Terán dio a conocer una vivencia personal para reclamar y exigir que las personas con discapacidad cuenten con una «atención especial» por parte de las instituciones y, al mismo tiempo, de la sociedad.
Tal es así, que contó en detalles la situación que debió atravesar con su hijo Ignacio el sábado pasado y afirmó que los sanatorios e instituciones de Rosario «no están demostrando estar a la altura para tratar a personas que presentan capacidades diferentes».
En diálogo con CLG, Terán relató el episodio: «Hace unos días Nacho sufrió un accidente tras caerse del caballo practicando equinoterapia en el establecimiento «Pingo Fe», en Luis Palacios. Se trató de una cuestión de distracción por parte de los profesores que no debe ocurrir nunca con los niños y, mucho menos, con quienes presentan estas condiciones. Un momento que tenía que ser de recreación y disfrute terminó generando un disgusto, dado que no sabíamos si podía llegar a tener una fractura de cráneo por una acción de negligencia».
Según explicó, el niño padece el síndrome denominado Phelan McDermid, el cual produce hipotonía muscular, comportamiento autista y ausencia de habla. «Elegimos la equinoterapia precisamente por los beneficios que aporta, concurría habitualmente a este lugar y todos estábamos contentos por sus avances. Se sentía cada vez más cómodo y seguro arriba del caballo».
En este sentido, señaló que la actividad requiere de ciertos cuidados y atención permanente, teniendo en cuenta que se trata de animales grandes, con movimientos que muchas veces no son armónicos.
«El establecimiento se encuentra cerca de la ruta, parece que el caballo se asustó y reaccionó. Lo correcto es que dos profesoras asistan a cada chico, una adelante tomando el caballo, y otra al costado por precaución. Esta última no estaba donde tenía que estar, por lo cual Ignacio se cayó y se pegó un golpazo«, contó Terán y comentó que en ese instante no tuvo pérdida del conocimiento ni nada que pareciera de gravedad.
Y continuó el relato: «A las 6 horas presentó un cuadro de vómitos, vino un neurólogo a verlo a casa y ratificó que tenía un golpe importante, así que lo llevamos volando al Sanatorio de Niños».
El periodista manifestó que en el Sanatorio se presentó otro problema, dado que el niño no recibió el trato y la atención que requería. «Llegar y que los recepcionistas te traten con cierta frialdad, sin importar el cuadro de urgencia y la falta de reconocimiento del carnet de discapacidad que se presentaba. Estamos hablando de un caso especial, porque en una guardia le preguntan al chico lo que le pasa y Nacho no puede contestar, tenés que estar adivinando lo que tiene. No lo pueden tratar como uno más».
«No la pasamos bien, me trataron mal y hasta casi me echan. Nos cambiaron de médico cuatro veces y ninguno seguía el proceso; cuando venía otro médico nuevamente tenía que explicar toda la situación. El nene estaba pálido, blanco», añadió.
En la misma línea, aseguró que los sanatorios deberían contar con un protocolo de emergencia para chicos y grandes con discapacidad: «Todos los médicos y enfermeras que aparecían a buscar a Ignacio le hablaban como si fuera un chico normal, que aunque no quede lindo reconocerlo, no lo es. Tuve que explicarle uno por uno a cada camillero, cada enfermero, cada médico».
Tras el suceso, Terán analizó la situación: «Gracias a Dios el golpe no le generó ningún trastorno ni daño cerebral, que era nuestra mayor preocupación. Pero me di cuenta que ni la escuela de equinoterapia ni el sanatorio están a la altura de las circunstancias para atender la discapacidad».
Al concluir, reiteró el reclamo y sostuvo que debe ser extensivo a la sociedad en su conjunto: «Es necesario aplicar protocolos diferenciados cuando ingresan a un sanatorio,instituto o escuela; deben tener ciertas prioridades y cuidados especiales. Creo que aún la sociedad no entró en razón de como tratar a personas que presentan tipo de diagnósticos, sean niños o adultos; hay que modificar la mirada e implementar la acción», cerró.