Política y Economía

Dirigentes que se contagiaron de coronavirus analizan el presente de la pandemia


Para quienes se dedican a la política en la gestión pública, el contagio de Covid funciona como el inicio de un proceso en el que se combina la inquietud del núcleo familiar con una percepción particular de la pandemia

 

La experiencia de contagiarse de Covid-19 es intransferible, aunque se pueda relatar de modo austero desde las redes sociales o en una reunión de amigos cuando lo peor -o simplemente la sorpresa inicial- ya pasó.

Para quienes se dedican a la política en la gestión pública, el resultado positivo del hisopado funciona como el inicio de un proceso en el que se combina la inquietud del núcleo familiar con una percepción particular -por el rol que encarnan- de la pandemia y su impacto social.

Así lo confirmaron en diálogo con Télam referentes de distintos espacios partidarios que pasaron por la situación de tener Covid-19 o que, incluso, la están atravesando, con su combo de síntomas, como tos, dolor corporal, congestión en el pecho, descompostura y, no siempre, fiebre.

En la última semana, los casos más recientes de políticos afectados por la Covid-19 que debieron suspender sus actividades y aislarse fueron el del secretario de Economía Social de la Nación, Emilio Pérsico, y del ministro de Desarrollo de la Comunidad de la provincia de Buenos Aires, Andrés Larroque.

Pérsico es dirigente del Movimiento Evita y uno de los portavoces del movimiento por la economía popular. A sus 64 años, vivió un momento difícil cuando la ambulancia acondicionada para el coronavirus lo fue a buscar a su domicilio de Isidro Casanova, partido de La Matanza.

«Es duro despedirse en la puerta de tu casa. Porque el enfermo Covid se va solo, te vas solo al hospital y a partir de ese momento quedás en manos de los afectos de la gente, de las enfermeras y de los médicos», contó Pérsico sobre la experiencia de haber estado internado en terapia intensiva.

El dirigente estuvo apenas una noche en el Hospital de alta complejidad del Bicentenario, en Monte Grande, partido de Esteban Echeverría.

«Me reconocieron y venían todos a hablarme. Entonces pude hablar con muchos del personal. La mayoría se había anotado para especializarse en Covid «, relató el dirigente del Evita.

Larroque, que se aisló junto a su familia en su vivienda de Villa Elisa, describió la sensación física como «verdaderamente muy molesta», pero en su caso, no lo afectó «la versión (del virus) más potente», explicó y aclaró: «Lo sé por gente que ya lo pasó».

Los dos funcionarios, que coinciden en la gestión del área social, uno en el Estado Nacional y otro en la provincia de Buenos Aires, están atravesando la misma experiencia que ya vivieron otros protagonistas de la política argentina.

Nombres como la gobernadora de Santa Cruz, Alicia Kirchner; el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde; y el jefe del Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta; como también los gobernadores Gerardo Zamora (Santiago del Estero), Omar Perotti (Santa Fe), Gustavo Bordet (Entre Ríos) y Gerardo Morales (Jujuy), tuvieron que informar, cada cual a su modo, que un hisopado les había dado positivo.

En las últimas semanas, otro caso similar fue el del intendente de General Alvarado (cuya cabecera es Miramar), Sebastián Ianantuony (FdT).

«Con mi mujer nos sentimos medio raros un domingo a la noche, nos tomamos la temperatura, nos hisopamos y nos dio positivo a los dos», revivió Ianantuony en diálogo con Télam.

«Mi caso tuvo más resonancia porque justo me había dado la (primera) dosis de la vacuna, ahora el 6 de febrero me voy a dar la segunda. Mis síntomas fueron muy leves», contó el jefe comunal.

Tampoco tuvo demasiadas complicaciones lo que debió sortear el intendente de Lanús, Néstor Grindetti (JxC), de 66 años, quien igualmente admitió haber sentido «una angustia controlada» mientras estuvo con síntomas.

«Nos contagiamos juntos mi señora y yo, y por eso nos aislamos juntos-revivió Grindetti ante la consulta de Télam-, así que no estuve solo. Pero, para ser sincero, debo decir que yo me testeaba el oxígeno cada dos o tres horas porque sabía que es el punto débil de la gente de mi edad», confió.

A la hora de trasladarse de lo individual a lo colectivo, Pérsico, Larroque, Ianantuony y Grindetti respondieron sobre lo que perciben en la conducta social a medida que la pandemia se prolonga.

Para Larroque, «todo hecho público, y también la pandemia, se termina politizando, esas son las reglas de juego, aunque a mí me sorprendió que en un sector (de la dirigencia) no haya primado la responsabilidad».

«Pero más allá de la política, lo que es llamativo es lo de los medios de comunicación», subrayó y destacó que la clave para lo que viene es el avance de la vacunación.

Pérsico, en tanto, vivió en los últimos días una «una experiencia incómoda», ya que tuvo que avisar a mucha gente con la que había compartido reuniones y esas personas, que «tuvieron que aislarse», relató.

Según el funcionario del Ministerio de Desarrollo Social, la sociedad argentina «todavía la va a pasar muy mal», en referencia al rebrote que se prevé para el invierno.

«Lo importante es tener atención médica cuando la necesitás, porque es maravilloso sentirte acompañado. Por otro lado, los movimientos sociales y los sindicatos vamos a colaborar mucho. Además, veo muy preparado al sistema de salud: en Moreno pasamos de 8 respiradores a 58″, remarcó Pérsico.

Sobre la posibilidad de vacunarse, Grindetti dijo que primero se hará un testeo de anticuerpos.

«Si tengo anticuerpos, no me vacuno; pero si no tengo, como me corresponde por la edad, sí me la daría. Yo confío en que las no sé cuántas vacunas que están dando vueltas han sido aprobadas por sus organizaciones de salud», señaló.

Ianantuony, que se integró al FdT desde las filas del Frente Renovador, valoró las medidas que se fueron lanzando a nivel nacional y aseguró que él, en Miramar, las profundizó con ciertas particularidades.

«Nosotros hisopamos y analizamos (el resultado) en la misma ciudad. Hicimos un gran esfuerzo para controlar la situación epidemiológica, porque estamos cerca de Mar del Plata, un gran centro urbano. Hacia adentro fuimos muy permisivos, pero hacia afuera, con el control de los accesos, fuimos muy restrictivos», dijo.