En el Salón Verde de la Cámara de Diputados de Brasil, donde en noviembre de 2003 Jair Bolsonaro le dijo que no merecía ser violada, la diputada izquierdista Maria do Rosario advierte de que si el ultraderechista llega al poder podría generar más violencia contra las mujeres.
«Con lo que nos ocurre como mujeres, con lo que ocurrió conmigo (…), nuestra preocupación es que haya legitimidad para más violencia» si gana Bolsonaro, declaró la legisladora en una entrevista con la AFP.
«Brasil es campeón de violencia contra mujeres», recordó.
Según la ONG Foro Brasileño para la Seguridad Pública, en 2017 se cometieron 4.473 asesinatos de mujeres y 60.018 violaciones, un 6% y un 8% más que en 2016.
«Imagínense si esa violencia fuera promovida institucionalmente», advirtió María do Rosario.
El discurso de Bolsonaro «se basa en que es posible enfrentar la violencia con más violencia, dando un arma a cada ciudadano.
Esas armas, sabemos que serán apuntadas primero hacia las mujeres, hacia los negros, hacia los gays, hacia las lesbianas», agregó.
Hace 15 años, el diputado Bolsonaro y la legisladora del Partido de los Trabajadores (PT) se enzarzaron en una discusión captada por las cámaras en el hall principal de la Cámara baja de Brasilia.
Fue al margen del debate de un proyecto de ley para castigar a menores infractores después de una brutal agresión de adolescentes contra una pareja.
Bolsonaro, un exmilitar que ganó reputación con comentarios misóginos y homófobos y con su defensa de la dictadura militar, le espetó: «Nunca te violaría, porque no lo mereces».
El excapitán del Ejército alegó posteriormente que había reaccionado después que la legisladora lo tratara de «violador».
Pero en 2014, reincidió y dijo que Rosario «no merecería ser violada porque es muy mala, muy fea».
Sus insultos llegaron a la justicia y tras ser condenado en instancias inferiores, Bolsonaro aguarda sentencia del Supremo Tribunal Federal (STF).
Durante la campaña, Bolsonaro anunció que las agresiones contra mujeres serían castigadas con mayor severidad.
«Los crímenes contra las mujeres tienen que ser castigados, tienen que tener penas más largas (…), nuestras grandes mujeres tienen que ser respetadas y bien protegidas», escribió en un tuit.
En 2013, presentó un proyecto de ley que autorizaría la castración química de violadores.
«Defensor de la barbarie»
Mucho ha cambiado para ambos desde aquella discusión.
Bolsonaro, ahora con 63 años, tiene todos los números para convertirse -según los sondeos- en el próximo presidente de Brasil en el balotaje del 28 de octubre, contra Fernando Haddad, del PT.
La diputada de 51 años, ministra de Derechos Humanos entre 2011 y 2014, acaba de ser reelecta. Su partido está en la oposición desde 2016, cuando la presidenta Dilma Rousseff fue destituida por el Congreso.
Además, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, líder histórico del PT, está preso por corrupción.
Durante la campaña, los videos con comentarios despectivos de Bolsonaro a Rosario y a otras mujeres fueron usados por el PT y otros partidos para desprestigiar al candidato.
Pero ni eso ni las grandes manifestaciones convocadas por mujeres con el lema «Él No» impidieron que Bolsonaro rozara la victoria en la primera vuelta y que la última encuesta Ibope le dé un 59% de apoyos, frente a 41% para el candidato del PT.
Y que entre el electorado femenino, que representa el 52% del padrón electoral, tenga el 46% de intención de voto.
Con una plataforma minúscula, el Partido Social Liberal (PSL), y una hábil estrategia en redes sociales, Bolsonaro capitalizó el descontento social y logró que gran parte del electorado asocie al PT a los gigantescos escándalos de corrupción -que han involucrado a casi todos los partidos- y al mal manejo económico.
La propia Maria de Rosario es investigada en el STF por supuestamente haber recibido, para su campaña electoral de 2010, dinero no declarado de la constructora Odebrecht por valor de 150.000 reales (USD 85.000 al tipo de cambio de ese año).
Pese a todo, la diputada sigue confiando en la victoria de Haddad. Y afirma que la segunda vuelta es ante todo una batalla entre «los defensores de dignidad y los de la inmoralidad».
«El PT, como partido, tiene integrantes que se equivocaron.
Todos los partidos tienen integrantes que se equivocaron. Pero le voy a decir una cosa: el PT nunca fue responsable de la tortura, de la muerte y de la destrucción de cualquier brasileño», afirmó, en referencia a la defensa que Bolsonaro hace de la dictadura militar (1964-85).
Pero Rosario cree igualmente que a Haddad, en caso de ganar, no la resultará fácil apaciguar al país.
«Si Haddad ganase la elección, tendríamos problemas al día siguiente (…), tendremos que emprender una educación de materia de derechos humanos, contra el odio creado en las redes sociales», afirmó.