El centro médico negó en un comunicado los dichos del abogado de la familia con respecto a que la terapia había tenido un efecto beneficioso.
El Sanatorio Otamendi rompió el silencio después de que se diera a conocer que una medida cautelar lo obligó a aceptar que se le administre a un paciente internado por coronavirus la aplicación de ibuprofeno de sodio inhalatorio y el suministro de CDS (dióxido de cloro) por vía endovenosa. El caso generó una gran preocupación entre la comunidad médica porque puede sentar una peligrosa jurisprudencia tal y como anticipó en exclusiva PERFIL.
El centro asistencial emitió un comunicado al que tuvo acceso este medio, en el que destacó que el dióxido de cloro es “una sustancia no aprobada por ANMAT ni aceptada como tratamiento por ninguna organización científica seria de todo el mundo”.
La institución fue notificada el día 7 de Enero del dictado de la medida cautelar en la que se le ordenó garantizar a un paciente de 92 años internado por neumonía grave causada por el covid-19, la implementación de los tratamientos prescriptos por un médico allegado a la familia del mismo.
“La decisión judicial consignaba que dichas aplicaciones debían ser realizadas por el médico prescriptor, quien no forma parte de los equipos médicos de nuestra institución, y bajo su exclusiva responsabilidad. Por la misma decisión, la provisión de los mencionados compuestos quedó a cargo de la familia del paciente, toda vez que la comercialización de los mencionados productos no se encuentra autorizada para uso medicinal”, se detalló en el escrito.
Hasta ese momento, el paciente había recibido el tratamiento correspondiente a su cuadro clínico, y se mantuvo siempre bajo los controles establecidos por el centro asistencial. El Sanatorio Otamendi sostuvo que “acató inmediatamente la orden judicial, sin perjuicio de haber interpuesto los recursos legales correspondientes por tratarse de compuestos cuya utilización en pacientes covid positivos fue enfáticamente desaconsejada por la Organización Panamericana de la Salud, la ANMAT, la Sociedad Argentina de Infectología, y tantas otras instituciones y asociaciones científicas a nivel local e internacional”.
El sanatorio aseveró que la administración de los compuestos fue llevada a cabo únicamente por el médico tratante “cuya especialidad no está relacionada con la materia”. El especialista tenía la matrícula vencida y mintió sobre sus especialidades entre otras irregularidades, tal y como informó este medio.