El monóxido de carbono es conocido como el asesino silencioso porque puede estar dentro de tu casa sin que lo adviertas. “Es un gas sin color, que no se huele, no se ve, ni se siente”, explicó a ConBienestar Héctor Berzel, médico toxicólogo (MN 83577) y asesor en la materia del SAME.
Ocurre que cuando falta oxígeno y se produce una mala combustión en aquellos espacios en los que están en funcionamiento artefactos a gas, a leña o kerosene, el riesgo de intoxicación es alto.
Las consecuencias para la salud de las personas se agravan cuando no existe una ventilación suficiente y, por lo tanto, no hay una correcta circulación del aire. Las secuelas dependerán de varios factores:
- El tiempo de exposición al gas.
- La rapidez en la atención.
- El tratamiento.
- La edad de la persona intoxicada (los adultos mayores son los más sensibles).
“Los aparatos que producen la intoxicación son todos aquellos que nos sirven para calefaccionar y cocinar”, explica el especialista.
Para prevenir, aconseja qué hacer con cada foco que puede volverse peligroso en el hogar:
- Calefones: No deben estar instalados en el baño o lugares sin ventilación suficiente.
- Estufas: Revisar y controlar las conexiones al exterior. Una mancha negra en el techo y en la pared es mala señal Hogares a leña: Tienen que tener una buena tirada.
- Termotanques: Emiten monóxido cuando queman mal. Controlarlos.
- Calderas: Deben ser revisadas como los termotanques y todos los productores de gas, una vez al año por una gasista matriculado.
- Salamandras: Las llamas muy amarillas son una señal de alerta en las intoxicaciones por monóxido de carbono.
- Cocinas: Las hornallas deben estar limpias y controladas para que no produzcan llama de color rojo. No usar el horno para calefaccionar.
- Caños de escape de los autos: Nunca encender el auto dentro del garaje.
- Generadores eléctricos: Siempre deben ser usados al aire libre.
- Braseros: Directamente no usarlos porque son grandes generadores de monóxido de carbono.
El principal riesgo es que en muchos casos la persona no es consciente de los síntomas y puede confundirse con otras enfermedades. Pueden ser:
- Dolor de cabeza.
- Náuseas o vómitos.
- Mareos, acompañados de cansancio o falta de fuerza.
- Desmayo o pérdida de conocimiento.
- Alteraciones visuales.