Cada 30 de noviembre se homenajea a la infusión más popular y querida de la Argentina
El 30 de noviembre se celebra el Día Nacional del Mate, en homenaje al caudillo Andresito Guacurarí y Artigas, el único gobernador indígena de nuestra historia, quien además fomentó la producción y distribución de la yerba mate.
Rememora el aniversario de su nacimiento, en 1778, en Santo Tomé, Corrientes, si bien gobernó la denominada Provincia Grande de las Misiones.
Los estudios encargados por el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) revelaron que la yerba mate está presente en más del 90% de los hogares y que su consumo – bajo la forma de mate tradicional– aporta al organismo gran cantidad polifenoles, vitaminas del complejo B, potasio, magnesio y xantinas.
Los polifenoles actúan como un poderoso antioxidante, que ayudan a aumentar las defensas y a disminuir el envejecimiento celular.
De la mano de actuales “embajadores” de la talla de Lionel Messi, el papa Francisco y su influencia en los medios y redes sociales, el mate comenzó a ser conocido a escala planetaria.
Cultura for export
Durante el 2022 se despachó yerba mate argentina hacia más de 40 países, con embarques que totalizaron más de 40 millones de kilos.
El caso más emblemático, y curioso a la vez, es Siria que concentra el 78% de las exportaciones y consume mate cebado.
En Chile, con el 10,8% de las exportaciones, también se consume mate cebado; mientras que el resto de los despachos se destinan a Líbano (1,8%), Estados Unidos (1,6%) y Francia (1,2%) y varios países más, donde básicamente se abastece el “mercado nostálgico” de los argentinos y latinos consumidores de yerba mate radicados en el exterior.
La Ley 27.117, sancionada el 17 de diciembre de 2014 y publicada en el Boletín Oficial en febrero del 2015, instituyó el natalicio de “Andresito” como el “Día Nacional del Mate”, cuando un año antes el mate había sido declarado «Infusión Nacional» por el Congreso de la Nación.
Mediante esa legislación se promovía que en todos los eventos y actividades oficiales de índole cultural, se promocionase el consumo de mate y por supuesto, también se hiciera hincapié en la bebida como representativa de las tradiciones nacionales.
La costumbre del mate ha permanecido inalterada desde tiempos remotos y por cinco siglos de historia, arraigándose cada vez más en los usos del sur de Sudamérica y extendiéndose a otros continentes.
Origen guaraní
Los orígenes del mate se remontan a la cultura de la etnia guaraní.
Las hojas de la planta de yerba mate (Ilex paraguariensis) eran utilizadas por los aborígenes como bebida, y le rendían culto y ritual, además de utilizarla como moneda de cambio en sus trueques con otros pueblos prehispánicos: los incas, los charrúas y aún los araucanos, a través de los pampas, recibían yerba elaborada de manos de los guaraníes.
Cuando los conquistadores españoles se encontraron con los guaraníes en la selva, observaron que los nativos poseían una resistencia excepcional después de beber mate, especialmente durante largos viajes.
Con el tiempo, los jesuitas adoptaron y cultivaron la planta, extendiendo su popularidad más allá de las comunidades indígenas.
Recién en 1903 en Santa Ana (provincia de Misiones) se realiza la primera plantación de yerba mate.
Hasta entonces y aún por muchos años, la yerba que se consumía provenía de la selva, de plantas silvestres que crecían en manchones con gran densidad de árboles, llamadas islas.
A consecuencia de la tala de los árboles fue moneda corriente por siglos, se terminó insumiendo por completo el recurso que parecía inagotable.
Sólo con las plantaciones sistemáticas, el cultivo de yerba volvió a hallar su lugar en la historia.
La producción de yerba mate tiene su origen en la cuenca que comprende 209.000 hectáreas cultivadas, de las cuales el 86,9 % se encuentran en la provincia de Misiones y el 13,1% en la región nordeste de Corrientes.
Antes de llegar a los hogares, la materia prima transita un proceso de producción y elaboración que involucra a unos 13.000 productores, 15.000 cosecheros, 197 secaderos, y 102 molinos y molinos – fraccionadores.
Los secretos de una buena cebada
Además de la yerba preferida, el otro elemento fundamental para comenzar un buen mate es el agua; más específicamente la temperatura del agua.
Por eso, si se pretende una mateada que rinda y con sabor sostenido lo mejor es arrancar los primeros mates con agua tibia, mojando solo la parte de la yerba donde colocamos la bombilla.
Después de tres o cuatro cebadas, ya se puede comenzar con el agua más caliente, a unos 75° C a 80° C.
En las cebadas posteriores se va mojando el resto de la yerba y así tendremos una mateada rendidora, con todo el sabor de la yerba que elegimos.
Las facturas aportan un delicado dulzor que equilibra el intenso sabor del mate.
En especial, las medialunas, cuya textura esponjosa y mantecosa las convierte en un maridaje irresistible con las fuertes notas herbales del mate.