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Día Mundial de la Hepatitis: una enfermedad prevenible


Cuáles son los tipos de hepatitis y las condiciones sanitarias para lograr una erradicación de esta enfermedad que afecta a una parte de la población mundial

 

Existen dos jornadas anuales que se refieren al Día Mundial de la Hepatitis: el 19 de mayo y el 28 de julio. Ambas tienen suficiente aceptación, y en general depende de las distintas regiones que se emplee una o la otra.

Lo importante es reconocer que la hepatitis es una enfermedad muy prevalente en el planeta. No todas las hepatitis son iguales, y hay distintas variedades con diferente gravedad cada una.

Al año, se estima que 1 400 000 personas pierden la vida por algún padecimiento asociado a las hepatitis, ya sean agudas o crónicas. Eso la convierte en la enfermedad infecciosa más letal después de la tuberculosis, así como una de las más presentes en todas las latitudes, superando al SIDA.

En el Día Mundial de la Hepatitis resulta relevante repetir que son patologías prevenibles. Estamos en condiciones de reducir con mucha potencia la cantidad de casos, inclusive encaminarse a la erradicación, ya que contamos con vacunas.

La otra fecha del Día Mundial de la Hepatitis

Además del 19 de mayo, la otra jornada para el Día Mundial de la Hepatitis es el 28 de julio. Esta segunda opción surgió de la iniciativa de grupos de pacientes que, formando una alianza internacional, propusieron a la Organización Mundial de la Salud (OMS) el segundo día.

Tal fue el impulso de la World Hepatitis Alliance (WHA), que la OMS dedicó una asamblea entera al tema de la hepatitis, especialmente a las que tienen origen viral. Entre ellas tenemos a la A, B, C, D y E.

El 28 de julio es el día en que nació Baruch Blumberg, el científico que descubrió la hepatitis B. La alianza internacional está de acuerdo en mantener ambos días, y promueve que las instituciones de salud pública realicen acciones de concientización en los dos meses.

¿Cuáles son las hepatitis virales?

Una hepatitis es una inflamación del tejido del hígado. Las más relevantes son las que tienen su origen en virus específicos que tienen afinidad por los hepatocitos –células hepáticas. Hay cinco virus de este tipo, y te los recordamos en este Día Mundial de la Hepatitis:

  • A: el virus del tipo A se transmite por vía fecal-oral. Una persona infectada la pasa a otra por deficiencias de higiene, lo que lo convierte en un agente infeccioso muy transmisible en zonas con problemas de saneamiento. La hepatitis A es aguda y no se convierte en crónica. Los síntomas son muy similares a una gastroenteritis.
  • B: este virus encierra un peligro importante para la salud pública. Se transmite por fluidos corporales y puede pasar de la madre al bebé durante la gestación. Las áreas del planeta más afectadas son África, Oriente Medio, India y Amazonas. Tiene tendencia a cronificarse, llevando luego a cirrosis y cáncer de hígado. Existe una vacuna capaz de prevenir esta infección, y por suerte, es obligatoria en muchos países.
  • C: esta partícula viral tiene su mayor pico de transmisión entre humanos a través de la sangre. Se contagian, en general, profesionales sanitarios sin protección adecuada y drogadictos endovenosos que comparten jeringas. La mayoría de los enfermos pasan a la forma crónica, y con más frecuencia que en la hepatitis B, se evoluciona a cirrosis y cáncer de hígado. Este tipo no dispone de vacunas, pero los nuevos tratamientos han demostrado curación en algunos pacientes.
  • D: la hepatitis D es un virus delta, y esto quiere decir que sólo puede infectar a pacientes que ya poseen hepatitis B. Por lógica, el método de prevención es la vacuna contra la hepatitis B.
  • E: este ha sido el último virus de la hepatitis en descubrir. Al parecer, su contagio se da al beber agua contaminada con la partícula. Es una patología rara que se concentra en Asia.

 

Prevenir a través del Día Mundial de la Hepatitis

Tratándose de infecciones con tan alta posibilidad de ser prevenidas, las campañas para el Día Mundial de la Hepatitis suelen concentrarse en este aspecto. Vacunación e higiene son los ejes de la difusión de la información preventiva.

La vacunación contra la hepatitis B ha significado un paso gigante para la salud pública. Mientras más personas accedan a estas dosis y completen su esquema, la cantidad de pacientes mermará, así como los niños contagiados por sus madres.

En cuanto a higiene, hay dos aristas: la higiene personal y la salubridad pública. El mejoramiento de las condiciones de eliminación de excretas y la disposición de los residuos en las ciudades y pueblos, contribuye a reducir la propagación de la hepatitis A y E.

También el contacto sexual no es menor en la contagiosidad. Esto se enmarca en los trabajos de prevención de las enfermedades de transmisión sexual a través del incentivo de uso del preservativo.