Fany Rodríguez es una de las víctimas rescatadas de de un prostíbulo en Ushuaia, donde funcionaba una red de trata sexual
Trabaja en una universidad, es mamá de gemelos, se inscribió para terminar el secundario, consiguió una casa para ella y sus hijos y dice que «está feliz de la vida» porque su presente testimonia que una mujer sobreviviente de trata con fines de explotación sexual, con los apoyos sociales necesarios, puede ser protagonista de otra vida, y es lo que vino a contar Fany Rodríguez.
La entrevista telefónica con Télam se retrasa más de dos horas: «Disculpame, recién me desocupo. Tengo gemelos», escribe Fany por WhatsApp, en una innecesaria justificación de una mujer que además, en este momento, está resguardada porque se consideró que estaba en riesgo en Tierra del Fuego, donde vive.
Ella es una de las víctimas rescatadas del prostíbulo Sheik de Ushuaia, donde la Justicia determinó que funcionaba una red de trata.
Fue en 2012 y su compañera en el encierro Alika Kinan inició un proceso judicial que la convirtió en la primera víctima del delito de trata de personas que querelló a sus captores, ganó el proceso, pero aún sigue el trámite porque hubo apelaciones.
Fany Rodríguez es testigo en esa causa «y como algunos de mis captores aún están sueltos, me andan pisando los talones, así que decidimos que por un tiempo debo resguardarme», cuenta con la naturalidad de quien ha escapado casi toda su vida.
Tiene 48 años, fue mamá de gemelos a los 41, y todo cambió y no escapó más.
Luego del cierre del prostíbulo «Alika me encontró en la calle, yo no me reconocía como víctima, lo único que pensaba era que tenía que darle de comer a mis hijos y comprar pañales», comparte.
Con el apoyo de Kinan, Fanny llegó a Buenos Aires.
«Conozco gente que me escucha, que me dice que me va a ayudar. No lo podía creer», dice, porque cuando ella fue a pedir ayuda a autoridades o policías a lo largo de los 30 años que fue víctima del sistema de tratantes, lo que pasaba era que «me traicionaban, me pegaban, me violaban, me entregaban».
Recita los nombres de quienes se convirtieron en «su refugio»: Alika Kinan, Marcela Rodríguez (abogada feminista del Ministerio Publico de la Defensa), Marcelo Colombo (fiscal de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas), Zaida Gatti, titular del Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento a las Personas Damnificadas por el Delito de Trata del Ministerio de Justicia; Malena Derdoy, a cargo de la Dirección General de Acompañamiento, Orientación y Protección a las Víctimas y los equipos de psicólogas, trabajadoras sociales, abogadas.
«Entendí que era víctima y que me iban a cuidar. Jamás tuve esa sensación en mi vida». afirma Fany.
La Justicia de Tierra del Fuego condenó a 8 años de prisión a Pedro Montoya, dueño del prostíbulo Sheik, a 5 años a Ivana García, pareja del hombre, y a 4 años a Lucy Alberca Campos, la encargada del local.
Fany testificó en el juicio y decidió quedarse a vivir en Ushuaia: «Es mi lugar», explica.
«Me enseñaron a hacer trámites para poder acceder a ayudas estatales, tuve que empezar de cero porque tenía domicilios en todos lados», recuerda.
Ella era trasladada de un lugar a otro del país por los prostituyentes y en cada lugar le hacían cambio de domicilio en su DNI.
«Después me anoté en el IPV (Instituto Provincial de la Vivienda) y comencé a pedir ayuda», resume mientras su relato va demostrando su proceso de empoderamiento.
Un día su amiga Alika la llama y le dice que va a trabajar en la Universidad Nacional de Tierra del Fuego (UNTDF).
«¿Qué voy a hacer yo en una universidad si sólo tengo el primario? Yo en una universidad…era increíble», relata.
Comenzó a trabajar en la UNTDF en 2019 haciendo tareas de limpieza.
Y se convirtió en una pionera porque en noviembre del año pasado se formalizó en esa universidad el cupo laboral para sobrevivientes de trata.
-Télam: ¿Cómo es tu vida ahora Fany?
-Fany: Estoy divinamente contenta. Yo aprendí todo, hasta a desayunar, porque antes siempre estaba drogada y alcoholizada. Me anoté para hacer el secundario porque quiero saber explicarles a mis hijos, acompañarlos en lo que estudian.
-T: ¿Le vas a contar a tus hijos tu historia?
-F: Sí, para que sepan que es posible otra vida. La vida que yo tengo ahora, jamás se me ocurrió que podía tenerla.
Para Alika Kinan, Fany «es una referente, estoy muy orgullosa de ella», comenta a Télam.
Desde la fundación que lleva su nombre, Alika que se convirtió en una militante antitrata reconocida en todo el mundo, lleva adelante una serie de programas para acompañar a las sobrevivientes, a sus hijas e hijos.
«Hay muchas formas y estrategias de luchar contra la trata, pero desde luego que las voces de las propias sobrevivientes de este sistema es una de las más convincentes», asegura.
Y valora que «hemos superado el dolor y recuperado las fuerzas, nuestras vidas y nuestras voces para compartirlas desde el lugar de la experiencia vivida».
Ella invita a reproducir «relatos que dejan a un lado las lágrimas y el desconsuelo para ilustrar las vivencias personales desde la dignidad».
Como la dignidad poderosa de Fany Rodríguez.
*Línea 145: para denunciar delitos de trata y explotación de personas. Las 24 horas. Gratuita, anónima y nacional.