El candidato presidencial del Partido de los Trabajadores (PT), Fernando Haddad, prometió el viernes en la favela Rocinha, de Rio de Janeiro, retomar obras de integración urbana, como respuesta al desempleo y la violencia que azotan a esos gigantescos asentamientos en Brasil.
«En Brasil hay muchas obras paradas. La reanudación de esas obras mejora la calidad de vida porque genera empleo inmediato para la juventud que está sin opciones», dijo Haddad, en referencia a proyectos abandonados tras la finalización de los Juegos Olímpicos de 2016 en Rio.
Haddad propuso retomar el Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC) lanzado en 2007 por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, su mentor político, actualmente preso por corrupción, que lo designó el martes para reemplazarlo en las elecciones de octubre como candidato del PT.
El PAC preveía multimillonarias inversiones para urbanización y saneamiento básico de favelas de trece estados.
Durante su caminata por Rocinha, escenario desde el año pasado de violentos enfrentamientos entre bandas de narcotraficantes y policías, Haddad también prometió reforzar la presencia de la Policía Federal, para apoyar a las desbordadas fuerzas del estado de Rio.
«Con eso vamos a ayudar a los estados a cumplir metas de disminución de la violencia», declaró en las intrincadas y empinadas calles de esa comunidad de unos 70.000 habitantes (más de 100.000, según algunas fuentes), que se extiende sobre un morro que domina la rica zona sur de la ciudad.
La explosiva situación de Rio, un estado al borde de la bancarrota después de los Juegos, llevó al presidente Michel Temer a confiar a los militares la dirección de las operaciones de seguridad de ese estado.
Las autoridades tratan desde hace décadas de resolver los problemas de las favelas, donde vive cerca de un cuarto de los 6,5 millones de habitantes de la ciudad de Rio.
Acompañado por su candidata a vicepresidente Manuela DÁvila, y otros políticos del PT, el presidenciable anunció también una reforma tributaria dirigida a bajar los impuestos para los más pobres y a estimular el consumo.
Haddad, un exalcalde de Sao Paulo, de 55 años, trata de identificar su imagen, poco conocida en la mayor parte del país, con la de Lula. «Cada línea del programa de gobierno fue validada por el propio presidente (Lula) y por mí. Tenemos un proyecto», insistió este viernes, vistiendo una camiseta con el nombre del exmandatario (2003-2010).
Pero algunos electores todavía no lo ven así. «Si fuese Lula, yo estaría completamente segura (de votarlo), pero con Haddad todavía no sé», dijo a la AFP Diane Ildefonso, una vendedora callejera de 27 años, habitante de Rocinha.