El presidente del bloque de diputados bonaerenses de Cambiemos, Maximiliano Abad, aseguró hoy que, «con este gobierno, ya no hay lugar para los sindicalistas corruptos» porque «se terminó la protección política» para esos dirigentes.
De este modo, se refirió a la detención del ex titular de la filial bahiense de la Uocra, Humberto Monteros, y de otros ex integrantes de lo que fuera la conducción de ese gremio hasta octubre pasado, en una causa por presunta asociación ilícita y extorsión.
En un comunicado, Abad planteó que «se terminó la protección política para estos sindicalistas», añadió que «este es el cambio profundo del que hablamos constantemente» y ponderó el accionar de la Justicia que «actúa libremente y con decisión, sin recibir ninguna presión de sector político».
«Estas detenciones no son casuales, estos gremialistas no son lobos solitarios, son parte de un iceberg, de un sistema perverso que sobrevivió con empresarios amenazados, políticos que preferían convivir con esa mafia y jueces inmutables ante casos que de tan conocidos se convertían en mitos urbanos», afirmó.
«La diferencia, el antes y el después, es la actitud política de la gobernación. Hasta 2015, de convivencia con estos personajes, desde la asunción de Vidal de denuncia y decisión imperturbable de ir por la verdad», sostuvo y agregó que «no hay andamiajes corruptos sin sistemas institucionales débiles. La clave está ahí, contra el narcotráfico, contra la extorsión, contra la corrupción, necesitamos compromiso político, integridad judicial y transparencia institucional».
Opinó que «quienes más necesitan que la Justicia avance, son los buenos sindicalistas, que son la mayoría y que están metidos en la misma bolsa de estos personajes que han sido además de delincuentes, cínicos: se han enriquecido a costa del esfuerzo de miles de trabajadores bonaerenses».
«Creo en el buen gremialismo, en la representación genuina y honesta de los trabajadores» enfatizó, y añadió que «estos hombres, además de amenazar a quienes invierten en nuestra provincia, estafaron a sus representados y engordando sus bolsillos, desacreditaron al sindicalismo».
Por último, destacó que «lo importante es que estas pandillas sindicales dejen de condicionar, amenazar y así coartar proyectos de inversión. Con sus negociados destruían empleos, hoy con sus detenciones, se favorece a los obreros que buscan trabajo genuino».