La planta Vismia Baccifera, que crece en la Amazonia colombiana, podría tener la clave para luchar contra el cáncer de hígado porque es capaz de matar sus células tumorales, según una investigación desarrollada en la universidad española del País Vasco, en el norte de España.
Los investigadores han comprobado que esta planta induce una importante oxidación que conlleva la muerte de las células cancerígenas, pero no de las sanas.
El hallazgo fue publicado en la revista científica Heliyon, aunque los responsables de la investigación alertan de que aún queda mucho por analizar hasta que, eventualmente, se pueda usar para la quimioterapia.
«Las poblaciones indígenas la utilizan por su capacidad antiinflamatoria, o para enfermedades del tracto urinario, o enfermedades de la piel, pero nosotros la elegimos porque en estudios anteriores habíamos visto que es la que mayor capacidad antitumoral tiene en las células de cáncer de hígado que hemos utilizado», explicó la doctora Jenifer Trepiana, una de las autoras de la investigación a la agencia española Efe.
El estudio fue realizado «in vitro» -en tubo de ensayo- con un modelo de células tumorales de hígado humanas que se trataron con el extracto acuoso de hojas de «Vismia baccifera», preparado en infusión, tal como se utiliza en la medicina tradicional indígena.
La planta aumenta los radicales libres, en concreto el peróxido de hidrógeno, y eso «produce la muerte mediante el bloqueo del ciclo celular, es decir, que dejan de dividirse», señaló Trepiana.
Tras la fase «in vitro», lo que se tendría que hacer en la siguiente etapa es un estudio en vivo, «con experimentación animal, por ejemplo con roedores, para poder ver los efectos terapéuticos que podría tener esta planta y el potencial como agente quimioterapéutico en el cáncer de hígado».
«Lo más importante es hacerlo en vivo y luego hacer ensayos clínicos con estos compuestos para poder llegar a los pacientes. Es una trayectoria muy larga, y sabemos que igual hasta dentro de años no se consigue algo», advirtió.
Señaló como objetivo último su aplicación en quimioterapia, aunque «quedan todavía muchos años».
Trepiana dijo que hace falta a avanzar hacia estudios con modelos animales, «para ir superando etapas hasta conseguir que sea utilizado como terapia contra el cáncer. Aunque sabemos que este camino es muy largo».