La más alejada de ellas se encuentra a 1,08 millones de años luz de la Tierra
Un grupo de astrónomos ha detectado en el halo estelar que representa los límites exteriores de la Vía Láctea el grupo de estrellas más distante de la Tierra conocido dentro de nuestra propia galaxia, casi a mitad de camino de una galaxia vecina.
Según los investigadores, estas 208 estrellas habitan en los confines más remotos del halo de la Vía Láctea, una nube estelar esférica dominada por la misteriosa sustancia invisible llamada materia oscura, que sólo se da a conocer a través de su influencia gravitatoria.
La más alejada de ellas se encuentra a 1,08 millones de años luz de la Tierra. Un año luz es la distancia que recorre la luz en un año, 9,5 billones de kilómetros.
Estas estrellas, avistadas con el telescopio Canadá-Francia-Hawái en el monte Mauna Kea de Hawái, forman parte de una categoría de estrellas llamadas RR Lyrae, que tienen una masa relativamente baja y suelen tener poca abundancia de elementos más pesados que el hidrógeno y el helio.
La más distante parece tener una masa cercana al 70% de la de nuestro Sol. No se ha medido con seguridad ninguna otra estrella de la Vía Láctea más lejana que éstas.
Las estrellas que pueblan las afueras del halo galáctico pueden considerarse huérfanas estelares, probablemente originadas en galaxias más pequeñas que posteriormente colisionaron con la Vía Láctea, de mayor tamaño.
«Nuestra interpretación sobre el origen de estas estrellas lejanas es que probablemente nacieron en halos de galaxias enanas y cúmulos estelares que posteriormente se fusionaron -o, más directamente, fueron canibalizados- por la Vía Láctea», explica Yuting Feng, estudiante de doctorado en astronomía de la Universidad de California en Santa Cruz, que dirigió el estudio, presentado esta semana en una reunión de la Sociedad Astronómica Estadounidense en Seattle.
«Sus galaxias anfitrionas han sido trituradas y digeridas gravitacionalmente, pero estas estrellas han quedado a esa gran distancia como restos de la fusión», añadió Feng.
La Vía Láctea ha crecido a lo largo del tiempo gracias a este tipo de acontecimientos. «La galaxia más grande crece comiéndose galaxias más pequeñas, comiéndose a las de su propia especie», explica Raja Guha-Thakurta, coautor del estudio y catedrático de astronomía y astrofísica de la UC Santa Cruz.
El halo de la Vía Láctea, que contiene una capa interior y otra exterior, es mucho mayor que el disco principal y el bulbo central de la galaxia, repletos de estrellas. La galaxia, cuyo centro es un agujero negro supermasivo situado a unos 26.000 años luz de la Tierra, contiene entre 100.000 y 400.000 millones de estrellas, incluido nuestro Sol, que se encuentra en uno de los cuatro brazos espirales primarios que forman el disco de la Vía Láctea. El halo contiene alrededor del 5% de las estrellas de la galaxia.
La materia oscura, que domina el halo, constituye la mayor parte de la masa del universo y se cree que es responsable de su estructura básica, ya que su gravedad influye en la materia visible para que se reúna y forme estrellas y galaxias.
El borde exterior del halo es una región poco conocida de la galaxia. Estas estrellas recién identificadas se encuentran a casi la mitad de distancia de la galaxia vecina de la Vía Láctea, Andrómeda.
«Podemos ver que los suburbios del halo de Andrómeda y del halo de la Vía Láctea están realmente extendidos, y están casi ‘espalda con espalda’«, dijo Feng.
La búsqueda de vida más allá de la Tierra se centra en planetas rocosos similares al nuestro, que orbitan en lo que se denomina la «zona habitable» alrededor de las estrellas. Ya se han descubierto más de 5.000 planetas más allá de nuestro sistema solar, llamados exoplanetas.
«No lo sabemos con certeza, pero cada una de estas estrellas del halo exterior debería tener tantas probabilidades de albergar planetas en órbita como el Sol y otras estrellas similares a él en la Vía Láctea«, afirma GuhaThakurta.