Federico Enríquez, de 44 años y oriundo de Temperley, que confeccionó una bicicleta adaptada para personas en silla de ruedas y se la dio a un joven de 19 años de la selección argentina
Un estudiante de Diseño Industrial de la Universidad Nacional de Lanus (UNLA) diseñó y fabricó una «handbike», una bicicleta adaptada para personas en silla de ruedas, y la regaló a un joven de 19 años de la localidad bonaerense de Chivilcoy, que integraba la Selección Argentina de tenis adaptado.
El creador de la bicicleta es Federico Enríquez, de 44 años y oriundo de Temperley, que confeccionó este aparato como su trabajo final de la carrera luego de que la Comisión Asesora de Discapacidad de la universidad le acercó la idea a partir de un pedido de la ONG «Grupo Artículo 24».
«Yo estaba arrancando el trabajo final y fueron mi tutor y el director de la carrera que me propusieron hacer la bicicleta adaptada. Fueron seis años de investigación, de desarrollo, de fabricación, de mucha prueba y error, hasta que ya la entregamos en diciembre pasado», dijo a Télam el egresado, que trabajaba en el prototipo en su tiempo libre ya que se desempeña en la parte de asesoría técnica en una empresa que distribuye aluminio.
«Fue todo un desafío, tuve que que investigar mucho. El desarrollo se basó en dos ejes: la convención internacional para las personas con discapacidad, que promueve la recreación y la promoción de deportes para personas para estas personas, y por otro lado el reglamento de la Unión Ciclista Internacional (UCI) para lo que es ciclismo adaptado», explicó.
Tras un arduo trabajo en el taller de su casa, Federico logró desarrollar un prototipo 100% funcional, que pesa 25 kilos, mide 2.30 metros de largo y 70 centímetros de ancho.
El diseñador industrial fabricó todas las piezas de la bicicleta, que tiene el cuadro íntegramente de acero mientras que las piezas y otras vinculaciones son de aluminio.
El beneficiario de la «handbike» fue Matías D’Agosto, quien se desempeñó en la Selección Argentina de tenis adaptado pero que ahora se alejó del alto rendimiento.
«Superó mis expectativas, yo la quería para uso recreativo, para salir a andar, pero Fede la creó para poder competir, está con todos los rangos para poder entrar en la competencia, es genial porque le puedo dar los dos usos», explicó el joven a Télam y comentó que «siempre» le gustó andar en bicicleta desde niño y que cuando quedó en silla de ruedas «había que buscar otra manera».
«A los 10 años me operaron por un tumor en la médula y esa operación me dejó en silla de ruedas. Desde chico siempre fui muy deportista, jugaba al fútbol. Fueron momentos muy difíciles, pero siempre le puse el lomo a la situación. Y verdaderamente lo que más me ayudó a salir adelante en todo esto fue el deporte», confesó.
A partir de que la universidad y la ONG los juntaron para este proyecto, Federico y Matías se hicieron amigos y compartieron muchas conversaciones en la fabricación de la handbike.
«Hablamos mucho por Whatsapp porque tenía que pedirle las medidas de altura o de sus brazos para armar la bicicleta. Estábamos en comunicación constantemente. Matías terminó viniendo a la universidad para ver la defensa de mi trabajo final», contó Federico, que obtuvo la calificación más alta por parte del jurado en su exposición.
«La cara de Matías fue impagable, yo estaba más feliz por él que por mí. Yo hice la handbike, pero que él la use me pone totalmente feliz, es un gran logro», reconoció el diseñador industrial.
«Estoy muy agradecido, Fede tiene su vida, tuvo que hacer horas extra para algo que no iba a ser para él. Invirtió tiempo, dinero y esfuerzo por algo que no tiene un rédito económico. Hoy en día una handbike está valorizada entre 8.000 y 10.000 dólares en el mercado», aseguró Matías.
Federico aseguró que la calidad de los conocimientos brindados por sus profesores en la UNLa fue la clave para poder llegar a este desarrollo.
«Soy hijo de la educación pública, desde el jardín hasta la universidad. Mis viejos no tuvieron la posibilidad de pagarme una escuela privada. La calidad de la enseñanza que yo tuve en la universidad fue excelente», afirmó.
En la misma línea opinó Matías, que comentó que Federico «fue descubriendo y haciéndose el camino de sí mismo» gracias a lo aprendido en su carrera.
Por último, Matías reflexionó que se han logrado muchos avances en la integración de las personas con movilidad reducida aunque «las calles y otras cosas a veces no acompañan»
«Desde que yo estoy en silla de ruedas, que ya son 10 años casi, ha cambiado mucho. Se fue evolucionando, se fue viendo mucha más gente haciendo deportes e incluso ya se televisan algunos deportes adaptados. Eso te incentiva y ves que otra persona lo hace y crees que vos también podés», sostuvo.