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Denunció que su ex se llevó a su hija a Bolivia, abusó de ella y la Justicia no quiere restituírsela


El hecho fue denunciado por la mamá de la menor, que tiene 6 años. El hombre se la llevó en supuestas vacaciones y tras abusar de ella en el vecino país, fue enviada a un hogar de acogida. La Justicia no permite que retorne con su madre

Una mujer denunció que su ex pareja le sustrajo a su hija de seis años en el barrio porteño de Flores con la excusa de que se la llevaba de vacaciones a Córdoba, que escapó con la niña a Bolivia, donde habría abusado de ella, y que ante esa situación la Justicia de ese país la envió a un hogar de acogida y se niega a restituírsela.

Todo comenzó el 22 de febrero cuando el padre de la niña, al que solo se identificará como W., le dijo a su ex mujer G., de quien estaba separado pero con quien convivía por razones económicas, que se iría de viaje con la hija de ambos, J, según relataron a Télam la mujer y su abogada.

«Las supuestas vacaciones durarían aproximadamente una semana, pero el día en que W. había asegurado que estarían de vuelta en Buenos Aires, no solo no regresó sino que tampoco estableció contacto telefónico con G.», relató a Télam la letrada María de los Ángeles Giménez.

Finalmente, el 28 de febrero, un hermano de G. que vive en Bolivia le dijo que la niña estaba allí con su padre, por lo cual la madre de la nena radicó una denuncia por «sustracción de menores» en la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N° 53 porteña.

«En un momento logré comunicarme con él y le pedí que volviera porque la nena iba a perder la vacante en la escuela. Pude hablar con mi hija unos segundos pero él me amenazó y me dijo que retire la denuncia, que no me la iba a devolver», contó G. entre lágrimas.

Solo en tres ocasiones más la mujer pudo hablar brevemente con su hija pero el 4 de abril las comunicaciones se interrumpieron.

Poco después, el 14 de mayo, tomó conocimiento de que su ex pareja había sido detenido mientras intentaba lograr la custodia de la niña porque ésta, al ser entrevistada por una psicóloga, reveló que su progenitor abusaba de ella, según pudo reconstruir luego la abogada Giménez y su equipo de patrocinio gratuito de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA), que asesora a la mujer desde fines de abril.

Desde ese momento comenzó otra odisea para la niña porque por orden judicial fue trasladada a una Defensoría del Niño en Bolivia y luego entregada en la ciudad de Oruro, sin consentimiento de su madre, a sus abuelos maternos, a quienes ni siquiera conocía.

«Ahí es cuando G. nos cuenta que durante su infancia había sido abusada por su padre, es decir quien ahora se encontraba al cuidado de J., y empieza de forma más desesperada a insistir por todos los medios y frente a todos los organismos posibles para que le devuelvan a su hija», aseguró su representante legal.

Sin posibilidad de viajar a Bolivia por cuestiones económicas y por las restricciones vigentes por la pandemia, después de largas gestiones se logró que el juzgado que había entregado la niña a sus abuelos realizara una audiencia con la madre mediante videoconferencia el 13 de julio último.

Pese a que G. relató todo lo sucedido con su hija, el juez de la Niñez y Adolescencia Carlos Vallejos Flores resolvió que la menor fuera a un hogar que recibe niñas en situación de adopción hasta que se hiciera la revinculación con la familia en Bolivia.

La abogada le explicó al magistrado que esto no era posible ya que la madre vive en Argentina y destacó que la niña había llegado a esa situación por la sustracción realizada por su padre, ya que ella jamás perdió vínculo con la menor ni se desentendió de sus obligaciones.

«El juez insiste en dar en adopción a la nena pero esto no debería ser posible ya que el Código de la Niña, Niño y adolescente del Estado Plurinacional de Bolivia establece como primer requisito para ello que el menor sea de nacionalidad boliviana, no admitiendo entonces la adopción de niños extranjeros» explicó Giménez.

La letrada agregó que, por otro lado, la Argentina, desde la aprobación de la Convención sobre los Derechos del Niño por ley 23.849, posteriormente incorporada a la Constitución en la reforma de 1994, manifestó una clara posición contraria, desfavorable a la adopción internacional respecto de niños nacionales o con residencia en nuestro país, que se pretendan adoptar por residentes en el extranjero.

«La Justicia boliviana es una justicia patriarcal y se encuentra asumiendo atribuciones que no le corresponden, como es la de decidir el destino de una menor argentina», añadió Giménez.

En tanto, la madre de J. dijo que la niña «está en un hogar de acogida, sola, rodeada de gente que no conoce» y manifestándole su «miedo» y las «ganas» que tiene de volver a estar en su hogar.

Además de la denuncia penal, al tomar conocimiento de esta situación, comenzaron a intervenir en el caso la Cancillería y el consulado argentino en Bolivia con el fin de conseguir la restitución de la niña a su madre, aunque por el momento no se ha logrado avanzar en ese sentido por la reticencia de la Justicia del país vecino.