El sorpresivo anuncio realizado este miércoles por el presidente estadounidense, Donald Trump, sobre el retiro de tropas de Siria, fue recibido con preocupación por sus aliados en la región, Israel y las milicias kurdas, y con el saludo de Rusia y Turquía, mientras en Estados Unidos las reacciones fluctuaron entre la alarma, el desconcierto y algunos apoyos.
El anuncio, calificado profusamente de «impulsivo» por la prensa local y que sacudió al mundo y confundió a los propios estadounidenses, choca con algunos de los objetivos centrales de su política exterior: neutralizar cualquier rebrote de la milicia radical y cercenar la influencia regional de Irán.
Las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), alianza armada encabezada por las milicias kurdas que lucha contra el Estado Islámico (EI) con el apoyo de
Washington, criticaron la decisión y advirtieron que «afectará a la estabilidad y la paz mundial» y supone «un impulso político y militar» para los yihadistas.
La primera reacción de Turquía fue prometer que «enterrará» a los milicianos kurdos en las zanjas que éstos cavaron en previsión del conflicto, informó la agencia de noticias EFE.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se reunió hoy con su homologo iraní, Hasan Rohani, de visita en Turquía, para abordar el nuevo escenario en Siria.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en tanto, aseguró que Israel seguirá actuando «agresivamente contra Irán y sus intentos de establecerse en Siria» y añadió que sabe que tiene el «apoyo y respaldo de Estados Unidos», según un comunicado oficial, tras el enuncio de que los 2.000 soldados norteamericanos en Siria abandonarán el país.
El presidente ruso, Vladímir Putin, cuyo apoyo al gobierno sirio fue determinante para que el presidente, Bashar Al Assad, siga al frente del país, mostró su apoyo a Trump.
«Si EE.UU. ha decidido retirar sus tropas de Siria, entonces es el paso correcto», dijo Putin hoy, aunque Rusia no tiene de momento «indicios» de que vaya a ocurrir pronto.
El gobierno alemán criticó la decisión de EEUU y consideró que «la amenaza» que supone el EI «no ha terminado», señaló el ministro de Relaciones Exteriores, Heiko Maas, quien subrayó que «perjudica» la lucha contra la organización y pone en peligro los éxitos hasta ahora logrados.
En la misma línea, Francia aseguró que la milicia radical «continúa siendo una amenaza» en Siria.
Francia, que integra la coalición internacional que combate al EI en esa región, comentó que los Estados miembro entablaron negociaciones con
Washington «sobre el calendario» de retirada, detalló el Ejecutivo francés.
En EE.UU., en tanto, el anuncio desató un amplio arco de reacciones, desde el apoyo férreo hasta ácidas críticas de los propios republicanos, los
militares y el mundo político que ve como un error estratégico masivo que podría abrir el camino para un rebrote islamista.
«Es un error de proporciones colosales y el presidente no ve cómo pondrá en peligro a nuestro país», dijo un alto funcionario de la administración a
Jake Tapper, de la cadena de noticias CNN. Incluso algunos partidarios acérrimos de Trump, como el senador por Florida, Marco Rubio, estaban alarmados: «Es un error grave», escribió en Twitter «Si no se revierte, perseguirá a esta administración y a América en los próximos años».
Y el senador por Kentucky, Rand Paul, dijo estar «orgulloso del presidente que hoy está declarando la victoria en Siria».