Por Diego Carballido
El jueves pasado se desarrolló en el aula anfiteatro de la Facultad de Derecho de la UNR el tercer encuentro destinado a la temática: drogas y narcotráfico. La actividad organizada por el Grupo de Estudios Penales y Criminológicos (GEPyC) y la Asociación Rosarina de Estudios Culturales (Arec) tuvo como objetivo analizar desde diferentes aristas una problemática compleja y que tiene mucha actualidad en la ciudad. Teniendo en cuenta que, según estadísticas oficiales de los últimos años, la tasa de homicidios en la provincia de Santa Fe se encuentra entre las más altas del país, y una de las razones es el enfrentamiento desatado entre las distintas bandas dedicadas al narcomenudeo.
Y por otro lado, según las propias estadísticas de las Fiscalías Federales, aproximadamente el 25% de todas las causas que se realizan por año son delitos “menores” regulados por la actual ley de estupefacientes N° 23.737. Hechos que, si bien generan todo un movimiento policial y judicial, luego no resultan con ningún condenado. Todo esto, se desarrolla en el actual contexto de políticas de seguridad nacional, desde donde se implementa la denominada “guerra contra las drogas” bajo la atenta mirada de la DEA, organismo anti narcóticos proveniente de los Estados Unidos.
La jornada estuvo dividida en dos paneles, donde participaron especialistas del derecho, la salud y la comunicación brindando sus evaluaciones y proponiendo un análisis, no sólo desde la perspectiva judicial, sino también desde la historia socio cultural de la problemática.
Uno de los panelistas fue Emilio Ruchansky, editor de la revista THC y autor del libro “Un mundo con drogas”, quien brindó un panorama respecto a cómo es la regulación de sustancias, como el cannabis por ejemplo, en algunos países. Para Ruchansky: «Perdimos muchos años discutiendo sobre legalización o prohibición, porque se cree que legalización equivale a decir liberación y, en verdad, no se trata de eso. Deberíamos hablar de regulación», y agregó: «El modelo holandés de regulación se basa en un principio: si se aumenta la represión, aumenta la violencia en las calles».
De acuerdo con su óptica: «Los consumidores tienen la cabeza quemada, pero no por las sustancia sino por una sociedad que los estigmatiza»
Del panel de apertura, también formó parte la Doctora en Psicología, Silvia Inchaurraga, directora del Centro de Estudios Avanzados en Drogadependencias de la UNR y presidenta de la Asociación Argentina de Reducción de Daños, quien puso en discusión el concepto de “guerra” contra las drogas, basado en las experiencias negativas de Colombia, y planteó: «Debemos preguntarnos por qué las drogas hacen mal. Y podríamos respondernos que, entre otras cosas, porque las políticas públicas parecieran que están generando más daños que respuestas”, y agregó: «Se podría hablar de los daños generados por las políticas legislativas y por la falta de presencia del Estado en el territorio».
Para Inchaurraga: «Las drogas pueden ser remedios o venenos, pero sobre todo son objetos. Tenemos que interrogarnos de qué maneras los sujetos consumen esos objetos. Si no ponemos el eje en ese lugar vamos a seguir peleándonos con objetos inanimados, demonizando sustancias y sin reconocer que los consumidores no tienen acceso a una vida digna o a un dispositivo sanitario para dejarlas».
Quien también formo parte del panel fue el jefe de redacción del periódico “El Ciudadano”, Daniel Schreiner, encargado de contextualizar la problemática de la violencia y el narcomenudeo en Rosario, a partir de sucedido en los últimos veinticinco años.