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De Rosario al mundo: quién es el abogado, influencer y profesor de oratoria que triunfa en redes


Franco Pisso sufrió bulling desde chico al no poder comunicarse con sus pares. Hoy trabaja para mejorar la vida de otras personas, está lanzando su nuevo libro y es record en convocatoria de sus masterclass

Franco Pisso es un abogado rosarino, influencer, profesor de oratoria, comunicación no verbal y empresario. Por estos días, Pisso se encuentra dando charlas en el país con motivo del lanzamiento de su segundo libro, Pissoteando mitos, y en ese marco aseguró que su historia de vida lo llevó a lograr metas, vencer miedos “y a ser el profesor que siempre quise tener”.

“Seguimos por Mendoza, Córdoba, Buenos Aires y Montevideo realizando la presentación y ya no tenemos disponibilidad, ni de libros ni de clases. El cariño que me están dando los estudiantes inconformistas que siguen mi contenido es uno de los motores principales de mi trabajo”, manifestó Pisso.

Un poco de historia

Desde chico, a Franco le costó mucho comunicarse efectivamente y todo empeoró cuando tuvo que emigrar con sus padres a Brasil. Al no conocer el idioma, sus inseguridades crecieron y a la par, sus dificultades con el entorno: sufrió acoso y ese hostigamiento le dio una idea, la de comenzar a interesarse en el estudio de la oratoria.

Años después regresó a la Argentina y sus problemas de comunicación crecieron. Durante sus estudios en la Facultad de Derecho también enfrentó desafíos para expresarse hasta que decidió estudiar oratoria seriamente para resolver su problema. Al recibirse como abogado, decidió no ejercer y en cambio emprendió una consultora con amigos en la que ofrecían asesoría comercial, marketing y de comunicación a más de 170 empresas.

De esta manera, descubrió que dar capacitaciones individuales le generaba mucha satisfacción así que decidió seguir el camino de la docencia. Esto lo llevó a dar clases a nivel universitario para ser el profesor de oratoria jurídica que jamás tuvo en su etapa de formación.

Tras la pandemia, empezó a explorar las redes sociales y los medios digitales, donde publica contenidos diferentes entre una y otra y en un abrir y cerrar de ojos pasó de dar cursos de oratoria a cinco personas en una sala, a tener más de cuarenta mil estudiantes.

En 2021 realizó su primera masterclass de oratoria en el teatro Broadway de Rosario, que se agotó en pocos días, con más de 1.100 asistentes, y este año llevó a cabo la masterclass más grande del mundo de comunicación no verbal en el porteño teatro Gran Rex, con un “sold out” y 3247 asistentes.

Claro que al ser experto en la lectura de gestos hubo muchos momentos en su vida cotidiana y profesional en los que se enfrentó a lecturas que estaban lejos del lenguaje verbal que la emitían. “Me vive pasando que encuentro incongruencias comunicacionales, todos mentimos, es normal, pero lo que suelo hacer cuando me encuentro en esas situaciones es que hago más preguntas para profundizar en el tema”.

Y ejemplificó: “Fuera de los momentos incómodos con alguna mentira, muchísimas veces me encontré con amigos diciéndome «está todo bien» y al mismo tiempo su rostro era de tristeza; es en ese exacto momento donde el conocimiento de la comunicación no verbal rinde sus mayores frutos al poder acompañar a las personas que querés en los momentos que ni ellos se animan a decir que te necesitan”.

Gestos que hablan y temores a vencer

Sobre el arte de la comunicación no verbal, Pisso aclaró: “No existe un gesto que de manera aislada signifique que la persona está mintiendo, como tampoco existe el músculo de la mentira. Lo que se puede divisar con la comunicación no verbal son una serie de pautas que, correctamente aplicadas, derivan en una incongruencia comunicacional”. Y continuó: “Cuando una persona está mintiendo comienzan a suceder una serie de alteraciones comportamentales de su línea base. Es decir que se observa un cambio en su manera de actuar común y corriente. ¿La persona normalmente se lleva la mano a la cara cuando habla o más bien las deja quietas? ¿Habla demasiado lento o rápido? ¿Tiende a mover las manos o más bien las deja quietas? Esos comportamientos como también la parte psicofisiológica, tienden a modificarse. Los que hablan lento, tienden a apresurar la velocidad. Los que tienen la voz grave tienden a agudizarla, los que no se llevan la mano al rostro tienden a hacerlo, pero como dije anteriormente, ninguno de estos gestos aislados pueden ser tomados como «gestos de mentira», debemos tener en cuenta el contexto, la combinación y la congruencia de todos estos movimientos para detectar incongruencias”.

En tanto, sobre la importancia y el temor de muchos de hablar en público, Pisso compartió su experiencia como docente: “Al ser profe facultativo trato mucho con mis estudiantes la importancia de enfrentarse a la ansiedad comunicacional. Cada vez son más aquellos que deciden omitir su esencia por culpa de la ansiedad que les produce hablar en público. Dejan de presentarse a exámenes, concurrir a entrevistas de trabajo, conocer nuevos amigos o parejas. El «qué dirán» está más presente que nunca en la cabeza de los chicos producto de las redes. Es rara la paradoja pero estoy convencido que cada vez estamos más conectados y desconectados a la vez. Desconectados de los momentos malos, de las imperfecciones, de la realidad. Las redes fomentan esa ansiedad de que todas las vidas son mejores que las nuestras y todos son mejores que nosotros. La cantidad de dopamina que genera eso es contraproducente y casi todas las consultas de mis clases, en mayor o menor medida, tienen como trasfondo esa problemática”.

Inmersión en las redes

Para este influencer, las redes sociales, además de ser un medio de entretenimiento, pueden ser una herramienta educativa muy útil para que las personas comiencen a aprender cosas nuevas y se interesen por nuevos temas. Su propuesta es revelar un poco de ambos mundos, usando el entretenimiento para atraer a la gente y la educación para que se queden. Con su contenido de comunicación no verbal Pisso está convencido de que puede cambiar la vida de muchas personas. Por eso en sus redes sociales ofrece cápsulas de información mientras que en su canal YouTube proporciona los análisis, y en Twitch el “backstage del profe”. Aunque confiesa que el trabajo es intenso, se esfuerza por presentar un estilo de contenido diferente en cada una de sus redes.

“La razón por la que publico diferentes tipos de contenido en cada una de mis redes es porque las audiencias son diferentes y hay formas específicas de llegar a ellas. Por otro lado, creo que una de mis grandes virtudes es poder generar contenidos más amplios, pero aun así no salir de mi propuesta inicial, divertirme mientras enseño oratoria y la comunicación no verbal”, sostuvo.

Y agregó: “Tengo seguidores que me acompañan en todas las redes y tengo otros que prefieren verme sólo por uno de estos medios. ¡Y eso me encanta! Hacer contenido diferente nos mantiene entretenidos tanto a mis seguidores como a mí. Así que es una situación de ganar y ganar”.

Por otro lado, advirtió que sus lemas “hecho es mejor que perfecto” y “es preferible retrasar tus éxitos que profanar tus valores”, le marcaron el camino que inició desde su etapa de estudiante. Para Pisso, “el mayor impedimento para empezar algo nuevo es el perfeccionismo. Cuando se hace demasiado foco en la calidad se pierden muchas oportunidades. Es necesario encontrar un equilibrio, pero siempre respetando los valores y la esencia personal para no traicionarse a uno mismo”.

En cuanto a su nuevo libro, Pissoteando mitos, sucesor de Francotiradores, adelantó que es un material dedicado a la audiencia “que a veces se siente un poco perdida en un mundo que exige tanto de uno y aquellos que se sienten inadecuados o que piensan que no están a la altura de las expectativas de los demás”.

“Soy un convencido que los problemas tienen que ver con la educación, o en realidad, la ausencia o déficit de ella. Mi compromiso es continuar caminando este sendero. Hay muchos planes y las ganas se renuevan cada vez que veo una sonrisa en alguna de mis clases, recibo un mensaje en mis redes o cartas en mi oficina. Voy a seguir mostrando que el problema no son los chicos, sino, quien sabe, la manera en la que nosotros, los profes, decidimos educar. Porque en cada clase y en mi libro digo muchas cosas que desearía haber escuchado antes y que harían mi vida, no más fácil, sino más liviana”, concluyó.