La actriz y humorista contó detalles de su nuevo unipersonal "Tengo cosas para hacer"
La actriz y humorista Dalia Gutmann, que los sábados a las 21 presenta en el Teatro Maipo «Tengo cosas para hacer», el unipersonal con el que intenta responder quién es a los 40 años, reconoció que después de nueve exitosos años con «Cosa de minas» sintió «que estaba siendo efectista y era momento de jugársela un poco más».
«Ya sabía en qué partes la gente se iba a reír, en cuáles no y, cuando empecé a sentir que estaba como cómoda sentí que tenía que cerrar ese ciclo», dijo Gutmann sobre el impulso que la llevó a despedir un éxito probado para animarse a recorrer un camino nuevo.
Ese fue el puntapié de «Tengo cosas para hacer», que se iba a presentar en el 2020 y que, pandemia mediante, se estrenó brevemente en 2021 por cuestiones sanitarias y recién en 2022 pudo hacer una temporada más sostenida. Este año, dirigida por Mariela Asensio y con «escenografía nueva a la altura del Maipo», según palabras de su creadora, continúa puliendo este show «contado por una mina normal, con un cuerpo normal, a la que le pasan cosas normales, y eso lo hace diferente».
«Siento que soy una mina muy normal para el mundo de los medios -reconoció-. Cada vez que voy a la tele me doy cuenta de que me parezco más a una mina que me cruzo en la verdulería que a las que me cruzo en un evento del espectáculo y, precisamente, lo que me da un lugar es parecerme más al público que a los que se suben al escenario».
En este espectáculo con pequeñas pinceladas de musical, Dalia comparte su vida acelerada, los estándares de vida perfectos pero inalcanzables, la culpa, la relación con su cuerpo, el complejo y apasionado vínculo con su madre y su hija, la autoestima, el sexo, y «GutmannDalia» su universo paralelo de negación donde todos podemos ser felices.
—¿Qué aprendiste haciendo «Cosa de minas» durante nueve años?
—Me ayudó un montón. Al ser el público mayoritariamente mujeres me habilitó a no ponerme nunca en ninguna postura, aprendí a liberarme. Además encontré mi personaje escénico y empecé a disfrutar del unipersonal porque tenés que bancarte estar una hora sola, no aburrirte y tratar de que la gente no se aburra.
—¿Cuál fue la razón que te llevó a abandonar un éxito?
—Lo empecé cuando tenía 32 años y siento que las mujeres vivimos muchas vidas en una y había algo de esa mina que ya no era yo. Además se había armado algo muy efectivo: yo ya sabía en qué partes la gente se iba a reír, en cuáles no y, en un momento, cuando empecé a sentir que estaba siendo efectista, quise jugármela un poco más. Tenía ganas de probar otras cosas, saber quién era yo a mis 40, y el show es reflejo de ese tipo de preguntas un poco existenciales que hoy andan rondando por mi cabeza y había que terminar con lo anterior para que apareciera lo nuevo.
—¿Cómo se empieza a pensar un show como este?
—Caótico es una palabra que me define. Como me da mucho miedo tener una idea y que se me olvide estoy todo el tiempo anotando cosas, entonces cuando lo empecé a armar ya tenía un montón de ideas anotadas y traté de ir dándoles forma. Pero también este género tiene una cosa muy work in progress, está muy vivo y este show siento que tiene mil cosas por mejorar. Cuando no sienta más eso, va a ser el momento de cerrarlo. Esa es mi forma de ver mi laburo.
—Los nueve años que estuvo «Cosa de minas» en cartel fueron de muchos cambios y replanteos respecto al lugar y las luchas de las mujeres, ¿eso influyó en la escritura de «Tengo cosas para hacer»?
—Sí, cambiaron un montón de cosas pero todavía falta un montón. Si bien antes había más estereotipos, todavía nos re importa lo que opinan los demás. Yo trato de hacer un humor honesto y yo misma soy muy contradictoria con un montón de cosas. Hay días que la mirada del otro me puede destruir porque estoy hipersensible y otros me chupa tres huevos. De todas formas, soy defensora de poder decir algo incorrecto para la época porque nadie puede decirme qué quiero para mi vida.
—¿Creés que hay un humor de mujeres?
—Creo que la mayoría va a decir que no, que es algo universal. Pero yo creo, pero no estoy segura, que las mujeres nos reímos mucho de cosas que nos pasan a nosotras solas, que hay cosas que suceden cuando estamos entre nosotras. Pero, además, a las mujeres nos interesa menos el remate y más los detalles en las anécdotas y en el humor creo que también funciona un poco así.
—¿Qué proyectos tenés para estos primeros meses del año?
—En principio, esta obra se está presentando en el Maipo los sábados de febrero y después vamos a hacer una gira porque me gusta mucho recorrer el país. Además, el 31 de enero estrenamos en el Chacarerean Teatre «Como te soñé», una comedia escrita y dirigida por Esther Goris que protagonizo con Ezequiel Campa. Es algo totalmente diferente a lo que hice los últimos años en teatro y eso me resultó super interesante, veremos cómo lo recibe la gente.