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Cuidarse de excesos y atender a los signos de alarma, los consejos de cardiólogos antes del Mundial


Gustavo Alcalá, miembro de la Federación Argentina de Cardiología (FAC), aseguró a Télam que las expectativas que suscita la Copa Mundial de la FIFA para los muy futboleros y los que no lo son tanto no los libran de las consecuencias que pueden tener esas cargas emocionales en la salud

Por Florencia Vaveluk – Télam

Los efectos físicos y psicológicos derivados de la pasión por el fútbol como el aumento de la presión arterial y la frecuencia cardíaca, y el «alto estrés y nerviosismo» que viven los hinchas durante los partidos contribuyen a la aparición de «complicaciones cardiovasculares», por lo que especialistas recomendaron «cuidarse de los excesos» y «prestar atención a signos de alarma», a dos semanas del Mundial de Qatar.

Gustavo Alcalá, miembro de la Federación Argentina de Cardiología (FAC), aseguró a Télam que las expectativas que suscita la Copa Mundial de la FIFA para los muy futboleros y los que no lo son tanto no los libran de las consecuencias que pueden tener esas cargas emocionales en la salud.

«Incremento de la presión arterial y de la frecuencia cardíaca, la liberación de adrenalina por ansiedad y hostilidad, más la alteración en ocasiones de las horas de descanso y sueño», enumeró el especialista sobre los síntomas más habituales en épocas de mundiales, que pueden contribuir en conjunto a complicaciones cardiovasculares como arritmias, infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares.

Al ser uno de los deportes más populares del mundo, el fútbol generó más investigaciones sobre su relación con la salud cardiovascular de jugadores y espectadores.

«Una de ellas se realizó durante la eliminación de Inglaterra a manos de Argentina en Francia 1998, luego del tiempo suplementario y los penales (el arquero argentino Carlos Roa atajó dos)», explicó Alcalá.

Ese día y en las 48 horas posteriores «los infartos de miocardio se incrementaron en Inglaterra un 25% en comparación con el mismo período de años sin Copa Mundial de fútbol, describió.

El cardiólogo sostuvo que investigadores de las universidades de Bristol y Birmingham (Reino Unido) analizaron cuidadosamente los datos en 2002 (Mundial en Corea del Sur y Japón), pero el resultado fue que «no ocurrió lo mismo en los otros partidos que disputó la selección inglesa en esa competencia».

«La ciencia también es piadosa y no se evaluó la influencia en Brasil cuando jugó como local y perdió 1 a 7 ante Alemania en semifinales de 2014», bromeó Alcalá en diálogo con Télam.

Sin embargo, sí se publicó el incremento de infartos en ese país durante los Mundiales de 1998, 2002, 2006 y 2010, lo que arrojó «un 9% más durante los torneos y 16% más los días en que jugó su Selección».

Un hallazgo en España fue mostrar que los días de partido durante la liga local «el cumplimiento con la medicación antidiabética, fármacos para presión arterial y colesterol bajaba significativamente, según una investigación publicada este año», indicó el especialista.

Por ese motivo, en los casos donde la emoción futbolera puede desatar alguna complicación de salud se recomienda prestar atención a los principales signos de alarma que requieren consulta inmediata, como dolor en el pecho, mandíbula o brazos; falta inusual de aire y dificultad para hablar o entender lo que otros están diciendo.

A esta lista se suma la parálisis o entumecimiento de un brazo o pierna, junto con el dolor súbito e intenso de cabeza y los problemas de equilibrio y coordinación, añadió Alcalá.

Como la distinción no es sencilla, el cardiólogo remarcó la importancia de «dejar el televisor de lado o solicitar ayuda dentro del estadio» ante la duda si se presentan síntomas sugestivos de un evento cardiovascular, ya que el tiempo de demora hasta el tratamiento «modifica sustancialmente el pronóstico».

Entre las principales recomendaciones previas a los partidos, apuntó «limitar el consumo de alcohol, grasas animales y cigarrillos, o no fumar», y verificar si los valores de presión arterial, azúcar y colesterol en sangre «están bajo control».

«Si no te hace bien el fútbol, no lo mires, y si te pone nervioso el relator que está transmitiendo el partido, escuchalo mudo», dijo a Télam el cardiólogo y expresidente de la Fundación Cardiológica Argentina, Jorge Tartaglione, que además recomendó a quienes toman medicación no dejar de hacerlo y ser «más preciso» que nunca.

«Lo ideal es que los pacientes cardíacos tengan más cuidado con los excesos que el resto de los mortales», añadió.

Otro punto a tener en cuenta son las previas de los partidos. «En estos casos, es recomendable no comerse un super asado y tampoco quedarse sin dormir para ver el juego de la 7 de la mañana», destacó.

En relación a los efectos mentales de la fiebre futbolera, el psicólogo Diego Quindimil explicó a Télam que uno de los motivos por los que hay tantas expectativas es que «a muchos que nos gusta el fútbol vemos en los jugadores a nuestro ideal del yo», lo que significa que «son estas personas que están cumpliendo el sueño que a nosotros nos hubiese gustado cumplir, vestir la camiseta argentina».

La pasión «tiene la misma raíz que la palabra padecimiento», lo que significa que «es un arma de doble filo», dijo Quindimil, para quien ese sentimiento puesto en exceso en un partido de fútbol «puede provocar una situación de alto estrés, gran ansiedad, nerviosismo, inclusive de angustia marcada si el resultado no es como esperábamos».

«Esto genera un estado de tensión que, en el caso de que el partido sea victorioso, se puede volver incluso en un desborde de alegría; pero lo mismo sucede si el resultado es negativo, puede haber una gran tristeza y una gran frustración, lo que impacta en el humor social del día a día y también en la salud mental», detalló.

Para abordar estas situaciones, Quindimil retomó una frase del exfutbolista y entrenador italiano Arrigo Sacchi, quien dijo que «el fútbol es la cosa más importante de las menos importantes».

«Yo creo que el fútbol es hermoso, que el Mundial es una fiesta, que somos muy apasionados por el fútbol y todo lo que lo rodea, pero hay que darle la importancia que se merece porque la vida tiene otras alegrías y otros sufrimientos», concluyó.