Un informe de la UNR destaca que no todas las personas cuentan con las mismas oportunidades, condiciones de vida y nivel de servicios básicos
A raíz de la bajante extraordinaria del río Paraná, un equipo de investigadoras de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) realizó un informe sobre el consumo responsable de agua en viviendas para sensibilizar acerca de los usos y cuidados de este recurso y, a su vez, visibilizar el acceso desigual que hay en la ciudad.
Desde el Centro de Ingeniería Sanitaria de la Facultad de Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura, Lucía Pairetti y Delfina Soljan, bajo la dirección de Virginia Pacini, analizaron los caudales, tiempos y volúmenes del uso del agua potable en Rosario y Gran Rosario.
El informe parte del hecho de que no todas las personas cuentan con las mismas oportunidades, condiciones de vida y nivel de servicios básicos. Del relevamiento surgió que el centro es el territorio donde más se utiliza agua llegando a ser el doble de lo recomendable mientras que en los barrios del sudoeste y oeste de la ciudad, la cantidad que se consume es la mitad.
“Mientras mayores sean los consumos, las pérdidas y los desperdicios de agua en las zonas más céntricas de la ciudad y barrios consolidados, que también son las de mayor densidad demográfica, peores serán las condiciones de presión y caudal en los barrios periféricos”, afirman.
Teniendo en cuenta que se necesitan aproximadamente 50 litros de agua por persona por día para asegurar que las necesidades básicas estén cubiertas, manteniendo los riesgos de salud pública en un nivel bajo, según recomienda la OMS, las investigadoras consideran que “es imprescindible modificar hábitos y regulaciones para minimizar los desperdicios de agua potable”.
Consumo responsable
Del estudio se desprende que los mayores usos domiciliarios se dan a través de la ducha y en la descarga del inodoro, seguidos por el lavado de ropa y el consumo de agua general mediante el lavabo. Por lo tanto, se plantean algunas alternativas y consejos para el cuidado del agua haciendo foco en dichos puntos.
De acuerdo a la investigación, la ducha consume un caudal aproximado de 10 litros por minuto. Es decir que una ducha de 20 minutos implica un gasto de agua de 200 litros. Si se realiza en la mitad del tiempo (10 minutos) podrían ahorrarse 100 litros. Esta cantidad podría servir para hidratar a 50 personas, si se piensa en los 2 litros que necesita cada una por día.
Además, gran cantidad de agua se desperdicia esperando que se logre la temperatura requerida para el baño. Por cada minuto que se deja correr el agua sin uso se pierden 10 litros de agua, lo que equivale al volumen de un balde. “Se podría recolectar dicha agua y luego utilizarla, por ejemplo, para regar las plantas o para evitar una descarga de inodoro”, recomiendan.
El informe también hace referencia al gasto de agua de un inodoro que es más de 10 litros por descarga en los antiguos y/o con válvula y de 3 a 6 litros en los nuevos. “Se pueden realizar algunas intervenciones caseras para generar un ahorro colocando una botella con agua y arena dentro de la mochila del inodoro que reduce el volumen de agua. Asimismo, es importante no usar el inodoro como cesto de basura ya que de esta manera además de ahorrar agua se evitan obstrucciones indeseadas en la instalación”, sugieren.
En cuanto al lavarropas consume hasta 100 litros por carga, dependiendo del modelo. “Se deben minimizar la cantidad de lavados por semana usando el lavarropas lleno o con la cantidad de ropa máxima según el modo de carga. También es conveniente usar ciclos de lavado cortos”, expresan las ingenieras de la UNR.
En relación a la canilla del lavabo elimina un caudal aproximado de 6 litros por minuto. Por cada minuto que se deje corriendo el agua de la canilla, se desperdician 6 litros de agua y con esta cantidad podrían hidratarse adecuadamente 3 personas en un día. “Es importante cerrar la canilla durante el lavado de los dientes, el proceso de afeitado, enjabonado de las manos, los platos, el lavado de frutas y verduras, etc”, afirman.
Otro uso es el de la manguera que consume un caudal aproximado de 10 litros por minuto ya sea cuando se utiliza el agua para riego, lavar la vereda, auto u otras actividades. Cada 6 segundos que se deja correr el agua, se desperdicia 1 litro de agua potable. Si se lava una vereda por un período de 10 minutos, se consumiría a razón de 100 litros de agua potable en promedio. Por esta razón se recomienda colocar artefactos en las mangueras que permitan realizar el corte de agua cuando no se está utilizando. En su defecto, se recomienda utilizar baldes para un mayor control.
Un cambio real
Las investigadoras expresan que es importante controlar el buen funcionamiento de las instalaciones de agua en viviendas para evitar posibles desperdicios de agua debido a pérdidas. Algunos muy comunes en las instalaciones domiciliarias son la canilla goteando cuyo gasto es de 0,03 litros por minuto. Según Aguas y Saneamientos Argentinos (AYSA), una gotera de una canilla puede producir una pérdida de alrededor de 46 litros de agua por día. Otro caso es el inodoro con pérdida cuyo gasto de agua es de 0,8 litros por minuto lo que puede producir una pérdida de alrededor de 1.200 litros de agua por día.
De los datos analizados se podría concluir que el ahorro cada 1.000.000 de habitantes por consumo responsable equivaldría aproximadamente a un 70% de lo producido por la Planta Potabilizadora Baigorria (6.000 m3/h).
El informe advierte que si bien esta iniciativa surge en el contexto de la crisis hídrica que atraviesa a nuestra región, la problemática de escasez de agua se presenta a nivel mundial, desde hace muchos años y con perspectiva a continuar en el tiempo.
“Si logramos transformar esta crisis en una oportunidad, para alcanzar como sociedad un cambio real y contundente en nuestras acciones, estaremos más cerca de convertirnos en la sociedad equitativa, inclusiva, sostenible y ambientalmente amigable que aspiramos”, afirman. Se entiende por sostenibilidad el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones, garantizando el equilibrio entre el crecimiento económico, el cuidado del medio ambiente y el bienestar social.