Cuba confirmó oficialmente que será sede de la Mesa de Diálogo para la Paz entre el gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Además, anunció que prepara la logística para acoger la próxima semana esta nueva etapa en los diálogos.
El país caribeño, «recibió la solicitud oficial del Gobierno de Colombia y el ELN para acoger el quinto ciclo de la Mesa para la Paz», dijo el jefe del equipo de garantes cubanos, Iván Mora, según un reporte de la televisión estatal cubana. Anteriormente, fue anfitrión de las conversaciones con las FARC.
«Cuba expresó su disposición de asumirel diálogo y en estos momentos se están haciendo los preparativos de carácter logístico para que el quinto ciclo pueda iniciarse la próxima semana en la Habana», adelantó anoche Mora.
Ecuador, la anterior sede escogida para estas negociaciones, decidió no serlo más. El quinto ciclo de diálogos se inició el pasado 15 de marzo en Quito pero se detuvo tras la decisión del gobierno ecuatoriano. La búsqueda de una nueva sede se debió a que el presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, decidió el último 18 de abril que su país deje de servir como garante y lugar de las negociaciones, «mientras el ELN no se comprometa a dejar sus actividades terroristas».
Durante su trabajo en el quinto ciclo en La Habana, funcionarios e insurgentes trabajarán para acordar un nuevo alto el fuego bilateral, así como el diseño de la participación de la sociedad en las negociaciones. En un breve comunicado conjunto, los equipos negociadores del Ejecutivo de Juan Manuel Santos y el ELN señalaron ayer que los diálogos comenzarán «la próxima semana» y agradecen las «manifestaciones de apoyo por parte de diversas organizaciones de la sociedad y de la comunidad internacional», especialmente a los «Gobiernos que han ofrecido albergar la mesa de diálogos».
En la decisión de mudar las charlas a La Habana parece haber pesado también que Cuba ya tiene experiencia en el intento colombiano por terminar con un conflicto armado de más de cinco décadas, porque entre 2012 y 2016 fue sede del proceso de paz entre el Gobierno de Santos y las FARC, cuyas negociaciones culminaron con la firma de un acuerdo de paz. Las FARC se desmovilizaron, entregaron las armas a las Naciones Unidas y ahora actúan en la vida política legal a través de un partido que conserva sus siglas, la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común.