Opinión

Cuarentena nocturna: se viene la noche para toda la industria turística


Por Flavia Delmonte*

Una nueva medida que restringe, que prohíbe, que controla. El toque sanitario no es otra cosa que seguir coartando las libertades individuales de la gente y, por su esencia, darle un golpe de knock out a la industria del turismo.

Dicen que de esta manera preservan las actividades que mueven la economía… olvidan e ignoran que millones de argentinos y argentinas, en períodos vacacionales, disfrutan el descanso placentero de las salidas nocturnas. Bares, restaurantes son el epicentro del encuentro y la distención.

Sobrevivientes que esperaron durante 10 meses este momento que adecuaron sus instalaciones, su fisonomía, sus cartas, sus tareas.

Ellos también mueven una parte importantísima de las economías regionales, y de ellos depende el sustento de miles de familias.

Pero más allá de esta medida desacertada y extemporánea, este nuevo confinamiento abusivo pone sobre relieve la falta de políticas públicas innovadoras para encarar la pandemia. La primera idea es cerrar, ése es todo el planteo. Pero llegamos a esto porque fallan los controles, falla la comunicación, falla una estrategia que brinde seguridad y confianza a la gente.

La crisis de las economías regionales, de las PyMEs y de los establecimientos estacionales llegó a su punto máximo, ya no hay más margen para un nuevo error. En lugar de promover el consumo, el gobierno nacional -con la anuencia del gobierno provincial- no hace más que pisar con todo el poder del Estado omnipotente, el pequeño brote de esperanza que el verano despertaba entre los actores de la industria del turismo.

Pero esto no sólo afecta a bares, restaurantes y demás locales de esparcimiento nocturno, también lo hace con el turismo en general, porque una medida restrictiva de esta envergadura desalienta de manera más que sensible a la familia en su decisión de visitar un centro turístico y, por consiguiente, desfavorece el consumo en dichas localidades.

Sin ir más lejos, pensemos en las miles de familias que, habiendo planificado sus vacaciones para febrero en algún balneario de la costa, ya desisten de dicha alternativa ante la incertidumbre que las medidas anunciadas generan, a sabiendas de que a determinada hora deben volverse a sus hogares, que ya no tendrán la libertad de un paseo nocturno.

Ante esta crisis económica y social desatendida, también vemos la falta de planificación en la salud, hoy tenemos hospitales modulares sin terminar, que fueron anunciados como refuerzo a los hospitales municipales y hace más de un mes que deberían estar listos.

El Gobierno tocó fondo, ya no tiene ideas ni margen para otra medida desacertada. No sólo pedimos que modifique el rumbo, también le pedimos que invite a la oposición y a los referentes de la economía y la producción a una gran mesa de debate y de acuerdos, para que entre todos podamos construir medidas superadoras que ayuden a paliar la crisis de cientos de familias a quienes la cuarentena les ha quitado el trabajo y sobre todo, la esperanza.

Acá estamos, del lado de la gente, del que produce y da trabajo y del que lo necesita. Y para ello, no hay que seguir cerrando puertas, hay que abrir oportunidades.
Porque esta nueva restricción parece una idea trasnochada. Y lo que necesitamos es ponerle un poco luz a la reactivación productiva.

(*) – Senadora provincial de la UCR (Juntos por el Cambio).