Parecen más cachorros de gatito doméstico. Sin embargo, son animales silvestres, excelentes depredadores, y con habilidades únicas
Nuestra representación mental de los felinos, en general adopta dos formas: en primer lugar pensamos en el gato doméstico, esa mascota tan bien valorada, y en segundo lugar en los mal llamados ‘grandes felinos’, tigres, leones, jaguares o leopardos, criaturas grandes y majestuosas que no son auténticos felinos, sino panterinos. El más grande de los felinos es el puma.
Es menos habitual plantearse cuál es el felino más pequeño. El gato doméstico; heredero evolutivo del gato montés euroasiático (Felis silvestris), presenta una gran variabilidad de tamaño y peso. En promedio mide alrededor de medio metro de longitud, a lo que se suma unos 30 centímetros de cola, una altura de unos 25 centímetros hasta la cruz, y pesa entre 3 y 7 kilos.
Aunque existen razas que exceden, con mucho, esas dimensiones: el Bosque de Noruega o el Maine Coon pueden llegar a medir hasta un metro, y superar los 10 kilos. En contraste, existen dos felinos silvestres extraordinariamente pequeños: el gato herrumbroso (Prionailurus rubiginosus) y el gato patinegro (Felis nigripes).
La rivalidad por ser el felino más pequeño
Los ejemplares adultos de ambas especies parecen más cachorros de gatito doméstico. Sin embargo, son animales silvestres, excelentes depredadores, y con habilidades únicas.
El gato herrumbroso habita en los pastizales y bosques abiertos de India y en las densas forestas tropicales de Sri Lanka. La longitud media ronda los 40 centímetros, con una cola de apenas 20 centímetros más, y su peso fluctúa entre los 900 gramos y el kilo y medio. Es un animal con ojos grandes, pelo corto, de color gris y manchas en tono óxido, que le dan el nombre.
Por su parte, el gato patinegro habita en Sudáfrica, Namibia y Botswana, en los desiertos de Karoo y Kalahari. Su tamaño es muy parecido al del gato herrumbroso; el macho mide alrededor de los 40 centímetros, una cola más corta, de unos 18 centímetros, y la hembra es aún más pequeña. Sin embargo, es más robusto que el anterior; pesa entre 1,3 y 2,5 kilos. El pelaje del gato patinegro es ocre, con manchas ralladas de color marrón oscuro, que se fusionan en anillos en las patas, el cuello y la cola. Las almohadillas de las patas, totalmente negras, son las que le dan nombre.