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Hace dos años

Cristina le pidió disculpas a Novaresio por decir que la «interrogó»


Durante la presentación de su libro Sinceramente en Mar del Plata, la expresidenta Cristina Kirchner se refirió a la entrevista que le hizo el periodista Luis Novaresio durante la campaña electoral del 2017. «Yo me sentí interrogada. Solo faltaba que me pusieran un reflector adelante y me hicieran algo desde atrás», dijo la senadora y, en ese momento, hizo un gesto como si le aplicaran una picana eléctrica.

Ante esta acusación, Novaresio anunció en Twitter que en su programa iba a hablar sobre «la imputación de cuasi torturador» que le hizo Cristina. Al leer este mensaje, la ex presidenta aclaró: «Quiero decirle que como surge claramente de la exposición y el contexto en que lo dije, lo hice en un sentido obviamente metafórico y para que pudiera entenderse claramente la diferencia en la forma de entrevistar a los candidatos del gobierno y a los candidatos de la oposición».

A continuación, hizo mención al fuerte cruce que protagonizó Alberto Fernández con un periodista de Córdoba. «Es una prueba cabal de lo que quise poner de relieve», señaló.

Así, concluyó su mensaje con un tono conciliador, y dijo: «Pido disculpas si se sintió ofendido, porque estuvo muy lejos mi intención de hacerle ningún tipo de imputación y menos de esa naturaleza de tan triste memoria para los argentinos y las argentinas».

En su programa, Novaresio dijo que se sintió «muy incómodo» con los comentarios de Cristina porque lo hacían ver como un «cuasi torturador». «Cuando uno hace una entrevista, debe entrevistar: preguntar y hacer repreguntas», dijo, y agregó que para él las críticas de la ex presidenta están dirigidas al periodismo en sí. De todos modos, resaltó: «Me alegro con las disculpas».

«La entrevista es un género en donde necesariamente el entrevistado y el entrevistador no están en un lugar de comodidad», señaló. Para él, es «saludable» que el entrevistado esté incómodo. Además, recordó que en ese entonces lo habían tildado de tibio, y cuestionó la comparación con las torturas de la dictadura. «Sentí que no estaba cómoda y me pareció parte de los gajes del oficio. La entrevista no es un café con amigos, es un interrogatorio no ilegal, pero de ahí a lo otro hay un salto».

Fuente: La Nación