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Crisis climáticas en Argentina: se registran pérdidas de entre 500 y 1.400 millones de dólares por año


Así lo destacó un informe realizado por el Banco Mundial

Las crisis climáticas generan en Argentina pérdidas promedio de entre 500 y 1.400 millones de dólares por año, concentradas principalmente en las provincias de la región noreste y pampeana, según un informe elaborado por el Banco Mundial.

El trabajo, denominado “Impactos de las crisis climáticas en la pobreza y la macroeconomía en la Argentina”, fue presentado hoy en una sesión que se desarrolló de manera virtual y de la cual participaron especialistas del organismo y de la organización no gubernamental Periodistas por el Planeta.

El estudio se aboca a analizar en qué medida el cambio climático “afecta de forma directa a la economía argentina y el bienestar de su población”, e indica que las precipitaciones extremas (inundaciones y sequías) son los principales riesgos climáticos y desastres naturales que afectan al país.

Desde 1980, estos fenómenos “han provocado pérdidas económicas por un valor de alrededor de 22.500 millones” de dólares, y desde ese año la cantidad de eventos pluviales extremos se han triplicado, sumado a que “las pérdidas anuales promedio oscilan entre los 500 y 1.400 millones de dólares al año”.

De ahí que los representantes del Banco Mundial coincidieron en que es «urgente» que se tomen medidas de adaptación al cambio climático en Argentina.

“A futuro, y en todos los escenarios, los impactos de los eventos climáticos extremos seguirán aumentando su gravedad en Argentina, y que se duplique la frecuencia de las inundaciones produce un aumento del 125% en las pérdidas, además de impactar en la producción agrícola, la infraestructura (cursos de agua, producción de energía hidroeléctrica, carreteras y ferrocarriles), los efectos del calor en la salud, las inundaciones y la mayor carga de morbilidad, por lo cual inundaciones que se producían una vez cada siglo, podrían pasar a producirse cada 50 años”, enfatizaron.

Asimismo, el reporte sostiene que este fenómeno afecta en mayor medida a la población más vulnerable, debido a que “los hogares más pobres son los que menos probabilidades tienen de recuperarse cuando se producen desastres, y los costos de un proceso prolongado o fallido de recuperación de una inundación suelen acumularse y ser mucho mayores que las pérdidas materiales ocasionadas por dicha inundación”.

Respecto del impacto concreto en el sector agropecuario, desde el Banco Mundial recordaron que “gran parte de los ingresos fiscales dependen de las exportaciones agrícolas, y por ejemplo, la grave sequía que sufrió la Argentina a principios de 2018 generó una caída del PIB del 2,5%, junto con la conmoción financiera y la depreciación del peso que se produjo a partir de abril de ese año”.

En esa línea, el informe plantea que “la recesión económica comenzó en el segundo trimestre, cuando la producción agrícola cayó un 32% anual debido a la grave sequía y, del lado de la demanda, las exportaciones se contrajeron más del 8% (también anual); y la sequía de la campaña 2008 y 2009, en el marco de la crisis financiera internacional, también afectó los precios de las exportaciones, de ahí que en esa ocasión, la pérdida de producción representó más del 40% de la caída de 2009, que representó a su vez casi el 80% de la recesión”.

De esta forma, se deduce que “los impactos macroeconómicos podrían ser mucho más severos en el futuro si las sequías inducidas por el cambio climático reducen los rendimientos agrícolas más drásticamente y con más frecuencia que en el pasado”, si no se definieran políticas de adaptación, generando una pérdida del PBI de hasta un 5% en 2050, “en comparación con un escenario contrafáctico sin cambio climático”.