El promedio de casos diarios se ubicó en los últimos días en alrededor de 45.500, casi un 62% menos en relación al pico de esta ola impulsada por la variante Ómicron
El promedio de casos diarios de coronavirus se ubicó en los últimos días en alrededor de 45.500, casi un 62% menos en relación al pico de esta ola impulsada por la variante Ómicron. En tanto, las internaciones en terapia intensiva también comenzaron a descender y los fallecidos se estabilizaron, por lo que especialistas estiman que, de no surgir una nueva variante, se comenzará el ciclo lectivo con un escenario epidemiológico favorable.
“Para el 11 de enero, el promedio de casos diarios tomando en cuenta la fecha de diagnóstico rondaba en los 121.000 y fue el pico de esta ola. Para fin de enero, un período en el cual los datos ya pueden considerarse más o menos consolidados por la demora en la carga, el promedio se ubicó en alrededor de 45.500”, afirmó el contador Martín Barrionuevo en diálogo con la agencia de noticias Télam.
Barrionuevo, quien analiza los datos desde el comienzo de la pandemia, señaló que este descenso se visualiza en cada una de las jurisdicciones: “Hacia fines de enero, en la provincia y en la ciudad de Buenos Aires ya había un 56% menos de los casos del pico de estas jurisdicciones, y en Córdoba, un 79% menos”, detalló.
Asimismo, el especialista sostuvo que “analizar la curva en la provincia de Córdoba es un buen ejercicio ya que fue la primera en la que Ómicron tuvo impacto; allí lo que se ve es que el número de fallecidos está bajando al mismo ritmo que los casos diagnosticados pero once días después”.
Otro indicador que Barrionuevo destacó es el descenso de la positividad (porcentaje de positivos sobre test realizados): “Alcanzó niveles cercanos al 80% y en los últimos días bajó del 60%. Esto implica que la disminución de casos no tiene que ver con una reducción en los testeos porque sino la positividad seguiría aumentando”, explicó.
LA EVOLUCIÓN DE LOS CONTAGIOS
En relación a cómo continuará la curva, el contador señaló que “es esperable que los casos sigan descendiendo durante febrero; esto pasó en varios países del mundo. Lo que no está claro es que llegue a valores pre Ómicron. Probablemente continuemos un tiempo más con casos mucho más bajos que los actuales pero altos en relación a los que teníamos previo a esta ola pero en una situación mucho más relajada”.
En el mismo sentido, la infectóloga Leda Guzzi sostuvo que “la expectativa es que el descenso se produzca rápidamente y los números están yendo en esa dirección, tanto el número absoluto de casos como el porcentaje de positividad”.
En referencia a cuándo y cuánto descenderán más los casos, Guzzi -integrante de la Sociedad Argentina de Infectología (Sadi)– indicó que “es difícil establecer tiempos precisos porque esto sería hacer futurología; no obstante se estima que podremos tener un comienzo del ciclo escolar más tranquilo y ahí habrá que ver cómo se comporta la curva epidémica luego del inicio de clases”.
La infectóloga explicó que el inicio del ciclo lectivo “es un desafío, no tanto por lo que sucede dentro del fuero escolar ya que en mayor o menor medida se cumplen los protocolos (utilización del barbijo distanciamiento, ventilación), sino por las actividades sociales que se llevan a cabo alrededor de la escolaridad y en general con un menor cumplimiento de los protocolos, pueden facilitar la transmisión”.
En este contexto, Guzzi enfatizó que “hay que destacar la importancia de que niños, niñas y adolescentes se vacunen antes del inicio del ciclo escolar para poder asegurar una mayor continuidad pedagógica presencial”.
Ómicron: un cambio de paradigma de la pandemia
E indicó que “también el inicio de las temperaturas más frías supone una mayor utilización de espacios cerrados y menos ventilados y esto implica una potenciación del riesgo. Aquí nuevamente enfatizo la necesidad de que los chicos lleguen con sus calendarios completos de vacunación para disminuir la probabilidad de infección, de transmisión y de suspensión temporal de las actividades presenciales”.
Al hacer un “balance” de esta última ola, la infectóloga sostuvo que “representó un cambio de paradigma de la pandemia con la variante Ómicron a la cabeza, presentándose con un aumento explosivo en el número de casos pero con formas clínicas mayormente leves a moderadas”.
A futuro -y en base a la experiencia previa-, Guzzi señaló que “nada asegura que la evolución de la pandemia siga esta misma ruta sin la emergencia de nuevas variantes más virulentas. Sin embargo, la situación actual nos permite avizorar un futuro inmediato más tranquilo, con pleno desarrollo de actividades aunque sin descuidar los protocolos y cuidados”.
Finalmente, sobre cómo transitar estos tiempos en los que todavía no se supera la pandemia pero las actividades se encuentran casi al 100 por 100, la especialista expresó que “la piedra angular, sin duda es la vacunación, hay que completar los calendarios actuales y futuros porque la vacunación impacta claramente en un menor riesgo de padecer formas graves, requerir hospitalización y finalmente fallecer por Covid-19, pero además reduce -aunque no elimina- el riesgo de infección y transmisión”.
“Por otra parte -añadió-, es necesario tener una clara conciencia de que los espacios cerrados son los principales promotores del contagio. Por esto, de cara al inicio de las temperaturas más frías y en el contexto de variantes más contagiosas, va a ser fundamental asegurar espacios bien ventilados, eventualmente el uso de medidores de dióxido de carbono que funcionan como marcadores subrogantes de cuán respirado está el aire y promover todo lo posible las actividades al aire libre; así como el uso de barbijos con buen material y buen ajuste”.