El Ministerio de Salud palestino identificó dos muertos en el campamento de refugiados de Jenín y dijo que tenían 17 y 23 años
Un palestino fue muerto este jueves a tiros en un colectivo en Cisjordania tras apuñalar a un israelí y dos más murieron en un operativo militar al parecer vinculado al más letal de una ola de ataques que dejó 11 israelíes muertos desde la semana pasada, informaron autoridades.
En horas de la madrugada, tropas israelíes realizaron un operativo en el campamento de refugiados de Jenín, en el norte de la ocupada Cisjordania, que desató un tiroteo en el que murieron dos palestinos, informó el Ministerio de Salud del Gobierno autónomo palestino a medios locales. Otros 15 palestinos resultaron heridos, agregó.
En otro incidente, un palestino apuñaló a un israelí en un colectivo en Cisjordania antes de ser muerto a tiros por un transeúnte, informó el Ejercito israelí.
El apuñalado fue llevado a un hospital, informó el servicio de emergencia Magen David Adom.
La redada militar en el campo de refugiados de Jenín se produjo dos días después de que un palestino de una aldea cercana matara a cinco israelíes con un fusil automático en una ciudad ultraortodoxa del centro de Israel, cercana a Tel Aviv.
El Ministerio de Salud palestino identificó a los dos muertos en el campamento de refugiados y dijo que tenían 17 y 23 años.
La cartera agregó que otro palestino murió tiroteado cerca de la ciudad cisjordana de Belén, en aparente referencia al episodio de apuñalamiento en un colectivo.
El Ejército israelí dijo que un palestino subió a un colectivo en el sur de Cisjordania y apuñaló a un israelí de 28 años, hiriéndolo de gravedad, antes de ser abatido por un civil armado que iba a bordo.
Según el ejército israelí, las tropas fueron atacadas al ingresar al campamento de refugiados de Jenín para arrestar sospechosos.
Ese campamento de refugiados fue escenario de una de las batallas más mortíferas de la llamada segunda Intifada (levantamiento) palestina, en 2002, cuando las fuerzas israelíes lucharon contra militantes palestinos durante casi tres semanas dejando un tendal de muertos en ambos bandos: 52 palestinos y 23 israelíes, según la ONU.
Tras la redada de esta madrugada, el grupo islamista palestino Yihad Islámica anunció una “movilización general” de sus combatientes.
La reciente ola de violencia se da poco antes del inicio del mes sagrado del Ramadán y también las celebraciones religiosas judías y cristianas.
En el ataque del martes pasado, un palestino de 27 años de la aldea cisjordana de Yabad, cerca de Jenín, mató a cinco israelíes con un fusil automático.
El domingo pasado, un ataque a tiros por parte de dos simpatizantes del Estado Islámico (EI) en la ciudad central de Hadera mató a dos policías.
La semana pasada, un ataque combinado de atropello y apuñalamiento en la ciudad sureña de Beersheba, también inspirado en el grupo radical EI, mató a cuatro personas.
Los dos ataques reivindicados por el EI fueron llevados a cabo por ciudadanos árabes israelíes, como se llama a los palestinos que permanecieron en sus casas cuando se formó el Estado de Israel, en 1948, y se hicieron ciudadanos del país.
Las autoridades israelíes intentan evitar que la situación se desmadre, como el año pasado, cuando estrictos controles impuestos al acceso de los palestinos a lugares santos islámicos de Jerusalén derivaron en graves episodios de violencia en la ciudad y en una vasta ofensiva israelí de 11 días en los territorios palestinos de la Franja de Gaza.
En ese sentido, líderes israelíes, palestinos y jordanos se han estado reuniendo en las últimas semanas en un esfuerzo por conseguir acuerdos para mantener la calma en ese zona disputada.
Ayer, después de una reunión del Gabinete de Seguridad, Israel decidió continuar con sus planes de aliviar las restricciones a los palestinos en Cisjordania y Gaza ocupadas para que puedan acceder a los sitios sagrados.