Un día como hoy, pero en 2013, el jesuita argentino Jorge Mario Bergoglio era elegido como el primer Papa americano. Infografía, fotos y videos
Propulsor de una Iglesia que vaya a las «periferias» para «ver el mundo tal cual es», el papa Francisco visitó 53 países en sus ocho años de pontificado, una política de apertura hacia naciones no «centrales» que también quedó plasmada en la creación de 95 cardenales desde que fue elegido el 13 de marzo de 2013.
Apenas dos semanas después de ser elegido, durante la Misa Crismal del 28 de marzo de 2013, el entonces flamante Papa dejaba ya clara su predilección por una Iglesia que pueda llegar a «los bordes de la realidad, cuando ilumina las situaciones límites, las periferias».
Esa elección, que tiene como raíz una interpretación que la filósofa argentina Amelia Podetti (1928-1979) hace del pensador alemán Georg W. F. Hegel, se ha mantenido desde entonces como una constante durante los ochos de pontificado de Jorge Bergoglio, que en su último libro plantea que «hay que ir a la periferia si se quiere ver el mundo tal cual es».
«Siempre pensé que uno ve el mundo más claro desde la periferia, pero en estos últimos siete años como Papa, terminé de comprobarlo. Para encontrar un futuro nuevo hay que ir a la periferia», escribió el Papa en el libro Soñemos juntos, de diciembre de 2020.
En ese libro, planteó que su forma de poder hacer realidad esa idea es a través de los viajes que realiza fuera de Italia: «Uno no puede ir a la periferia en lo abstracto», argumentó.
Desde su entronización en 2013, Francisco ha hecho 33 viajes en los que visitó 53 países de cuatro continentes, a la espera de que el viaje que el año pasado debió suspender por la pandemia a Papúa Nueva Guinea le permita pisar Oceanía por primera vez en cuanto mejore la situación epidemiológica.
En sus viajes, Bergoglio se ha regido muchas veces por el criterio de hacerse presente en los países en los que ha sentido que se necesitaba su ayuda, explicó a Télam la directora de la edición en español del diario oficial del Vaticano, L’Osservatore Romano, la argentina Silvina Pérez.
Así, además de su reciente viaje a Irak, en el que se convirtió el primer Pontífice de la historia en pisar Bagdad, el Papa también llegó con su mensaje de paz y amistad a países como Filipinas, en 2014, luego del mortífero paso del tifón Haiyan; o en naciones como República Centroafricana, a donde fue en 2015 para animar el proceso de diálogo entre las fuerzas políticas del siempre convulsionado país.
Con igual espíritu de alcanzar las periferias antes que el centro, se pueden analizar las visitas del Papa dentro de Europa: Francisco fue a Bosnia y Herzegovina en 2015 a fomentar el proceso de paz en la región; y visitó la isla griega de Lesbos en 2016 para visibilizar la situación de los refugiados y migrantes, mientras aún no ha visitado potencias del continente como Alemania, Francia y España.
En esa misma línea, Francisco fue en 2017 el primer Papa de la historia en visitar Myanmar (exBirmania), a donde llegó para visibilizar lo que la ONU y organizaciones de derechos humanos califican como una limpieza étnica o un genocidio contra la minoría musulmana de los rohingya.
Con años como 2019, en los que hizo siete viajes a 11 países, y otros como 2020, en el que no salió de Italia por causa de la pandemia, Francisco ha utilizado sus peregrinaciones para llevar adelante un «pontificado itinerante», como lo describió su exvocero Alessandro Gisotti.
Con 11 países americanos visitados desde 2013, es justamente Cuba la única nación en la que el Papa ha estado dos veces: primero como parte de un viaje que también incluyó Estados Unidos, en 2015, y luego en febrero de 2016 para mantener en la isla caribeña el histórico encuentro con el patriarca ortodoxo Cirilo, que puso fin a casi mil años de división entre las dos iglesias.
Con una mirada similar pueden leerse los siete consistorios que ha celebrado Francisco para crear 95 cardenales a lo largo de su pontificado, diseñando de hecho el cuerpo electoral que deberá elegir a su sucesor
Desde 2013, Francisco ha designado a 18 cardenales provenientes de países que jamás en su historia habían contado con un purpurado en la Santa Sede, muchos de ellos oriundos de naciones en desarrollo.
En 2020, nombró nuevos purpurados de Ruanda y Brunei, y antes de Cabo Verde, Haití y Tonga, entre otros.
También ha elegido cardenales de países de poca tradición católica, como Uruguay, que desde 2014 cuenta con el salesiano Daniel Sturla como cardenal, el segundo en la historia del país vecino.
Con los cardenales que ha creado, que en 2020 incluyeron también al primer estadounidense afroamericano de la historia, el arzobispo de Washington Winston Gregory, 73 de los 126 purpurados que actualmente están condiciones de votar en un eventual conclave por tener menos de 80 años fueron creados por Francisco.
La proporción, que irá creciendo conforme los purpurados creados por sus predecesores Juan Pablo II y Benedicto XVI vayan superando el límite de edad, es una marca de la descentralización que el Papa aspira a dejar como legado entre los cardenales que deberán elegir a su sucesor.
De hecho, en lo que queda de 2021, otros cuatro purpurados llegarán al límite de edad de 80 años para votar en un cónclave: ninguno fue creado por Francisco.
Tras los últimos cardenales creados por el Papa, a fines de 2020, la geografía de los cardenales electores quedaba con una repartición de 17 cardenales para África, 17 para Asia, 24 para América Latina, 13 para América del Norte, cuatro para Oceanía y 54 para Europa.
Si bien Europa todavía tiene la mayor proporción de cardenales electores, con un 42%, está por debajo del 52% que reunía en 2013 cuando Jorge Bergoglio fue elegido como el primer Papa latinoamericano de la historia.