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Coronavirus: nuevos avances en el desarrollo de vacuna


Podría emplearse la estrategia aplicada con la vacuna del ébola, certificó uno de los autores de la investigación

Una estrategia que se aplicó en el desarrollo de una posible vacuna contra el ébola, elaborada por la compañía farmacéutica estadounidense Flow Pharma en asociación con científicos brasileños, puede orientar la creación de un agente inmunizante contra el nuevo coronavirus SARS-CoV-2, causante del COVID-19.

En pruebas con ratones, la vacuna experimental contra el ébola mostró capacidad para dotar de inmunidad con una sola dosis contra el virus hemorrágico que se propagó por África Occidental entre 2013 y 2016. Los resultados de los test del agente inmunizante en modelo animal aparecen descritos en un artículo publicado al final del mes de febrero en bioRxiv, un repositorio de acceso abierto de artículos en etapa de preimpresión en la área de ciencias biológicas.

“Un abordaje análogo al utilizado para desarrollar esa vacuna contra el ébola puede aplicarse contra el nuevo coronavirus”, declaró Edécio Cunha Neto, docente del Instituto del Corazón (Incor) de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (USP), en Brasil, y uno de los autores de la plataforma.

Este proyecto cuenta también con la participación de Daniela Santoro Rosa, docente de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp).

“Daniela y yo somos los autores de la búsqueda de la secuencia para la vacuna contra el ébola”, comentó Cunha Neto, uno de los investigadores principales del Instituto de Investigaciones en Inmunología, uno de los Institutos Nacionales de Ciencia y Tecnología (INCTs) financiados por la FAPESP en el estado de São Paulo en colaboración con el Consejo Nacional de Desarrollo Tecnológico y Científico (CNPq), vinculado al gobierno brasileño.

La vacuna contra el ébola está compuesta por fragmentos de proteínas (péptidos) del virus –capaces de estimular al sistema inmunológico y de inducir una respuesta potencialmente protectora− encapsulados en partículas micrométricas.

Para mapear las áreas de la estructura del virus del ébola más prometedoras para la localización de esos péptidos que pueden emplearse como antígenos en el desarrollo de la vacuna, los investigadores emplearon algoritmos computacionales.

Uno de los criterios estipulados para que los algoritmos ubiquen esas potenciales áreas en la estructura del virus consistió en que las mismas debían estar muy bien conservadas, es decir, que no podrían variar mucho de un aislado vírico a otro. Esto garantiza que la vacuna será eficaz incluso contra variantes del patógeno.

Otro criterio apunta a que el sistema inmunológico de la mayoría de la gente pueda reconocer las áreas seleccionadas. “Este criterio es sumamente importante, pues asegura la amplia cobertura de la vacuna, toda vez que esas áreas del genoma viral cambiarían muy poco de un microorganismo que circula en un determinado lugar con relación al que está apareciendo en otro, y el sistema inmunológico de los pacientes inducirá una respuesta contra la vacuna”, explicó Cunha Neto.

Los potenciales péptidos situados en áreas más conservadas del virus se testearon en células de 30 pacientes sobrevivientes del brote de ébola en la República Democrática del Congo (antiguo Zaire) entre 2013 y 2016.

Los análisis indicaron que las células del sistema inmunológico llamadas linfocitos T CD8+ de 26 de esos 30 pacientes sobrevivientes del brote de ébola respondieron en presencia de una proteína denominada NP44-52.

Con base en esta constatación, se fabricó una vacuna experimental con la NP44-52 encapsulada en microesferas en forma de un polvo seco estable a temperatura ambiente y biodegradable. Y se les inoculó la vacuna experimental a ratones genéticamente modificados (C57BL/6) utilizados como modelo de enfermedades humanas.

Los resultados del estudio indicaron que la vacuna produjo una respuesta inmune protectora en los animales luego de 14 días de la aplicación de una dosis única. “La plataforma que desarrollamos permite la fabricación y la implementación rápida de una vacuna peptídica para responder a una nueva amenaza viral”, afirman los autores en el artículo.

A juicio de los autores del estudio, este mismo abordaje podría aplicarse al COVID-19, toda vez que el virus de esta enfermedad también posee zonas conservadas y es posible localizar péptidos potenciales para el desarrollo de una candidata a vacuna. “Si actuamos ahora, durante la pandemia de COVID-19, quizá sea posible extraer y analizar muestras de sangre y crear rápidamente un banco de datos de péptidos ideales para la inclusión en una vacuna con cobertura potencialmente amplia, de rápido desarrollo y fabricación”, afirman.

Cunha Neto también trabaja en otra estrategia de vacuna contra el COVID-19, desarrollada en el Laboratorio de Inmunología del Incor con el apoyo de la FAPESP – Fundación de Apoyo a la Investigación Científica del Estado de São Paulo. “La idea de aplicar la misma estrategia de la candidata a vacuna contra el ébola para desarrollar un agente inmunizante contra el COVID-19 es de la compañía farmacéutica estadounidense, con la cual seguimos colaborando en otros proyectos. La estrategia de la vacuna que estamos llevando adelante acá en Brasil es un tanto distinta”, dijo.

No obstante, el investigador y algunas de las mayores autoridades mundiales en vacunas, tal como es el caso Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos (NIAID, por sus siglas en inglés), han ponderado que el desarrollo de una candidata a vacuna contra el COVID-19 tardaría entre un año y un año y medio.

Este tiempo es necesario para la concreción de todas las etapas de test, inicialmente en animales y luego en humanos, con el fin de garantizar la seguridad y la eficacia del agente inmunizante, subrayan los expertos.

Fuente: AGENCIA FAPESP/DICYT