Opinión

Editorial CLG: «Coronavirus: ¿la plata o la vida?»


Las actuales circunstancias a nivel mundial, con la pandemia de Covid-19, son dramáticas. Los seres humanos comunes, las principales víctimas

Editorial

Las actuales circunstancias que algunos medios hegemónicos quieren atemperar, escudados en la necesidad de no provocar pánico, son dramáticas. Las sospechas preliminares de que la cantidad de contagiados y muertos en todo el mundo por el Covid-19 son más de lo que se informa, han comenzado a tomar cuerpo cuando se filtraron informes o dossiers que se mantenían en secreto. La información oficial es incompleta y las causas de esta tragedia mundial inciertas, aunque el sentido común parece dejar claro que esto es causado por algunos hombres increíblemente alienados, locos o descuidados, quienes por acción u omisión han posibilitado este desastre.

Los gobernantes de Estados Unidos culpan a los chinos y estos a su vez a las tropas estadounidenses y ninguna de las dos superpotencias -embarcadas casualmente en una guerra comercial- dice que sea una causa natural. Sería ofender al orden natural.

En medio de esta tragedia, está el ser humano común, inocente, que es víctima siempre de los juegos del poder y del centro de la economía globalizada, una economía que se cae a pedazos y que, por supuesto, asestará un duro golpe a los asalariados, a los comerciantes chicos, a las pequeñas y medianas empresas, a los profesionales a los sectores más vulnerables. Como siempre, pagan los platos rotos por el poder.

Con buen tino, con visión, el presidente Alberto Fernández adoptó medidas contundentes, a tiempo y dijo una frase sobre la que todos deberían meditar: “de la economía o de la caída del Producto Bruto se vuelve, de la muerte no”. Diríase que el presidente está diciendo, con razón, que es hora de pensar más en la vida y menos en la plata.

Es verdad, hoy por culpa de ciertos hombres que juegan a ser dioses, otros deben padecer. Padecer una enfermedad, padecer la muerte, padecer la ausencia de libertad y de un pasar económico aceptable. Pero en estos momentos hay prioridades y la prioridad es la salud y la vida. Los muertos son muchos más de lo que se sabe; la enfermedad en algunos casos deja secuelas (han sido reportados falta de aire, pérdida del olfato y otros efectos); la vida de miles y miles de familias han sido devastadas. Familias que no han podido despedir a sus seres queridos, quienes han muerto en soledad; familias que quedan a la deriva porque falta el sostén del hogar en muchos casos. El virus, contra lo que podría imaginarse algún desprevenido, está en todas partes; por supuesto en Argentina, en Santa Fe, en nuestra región, en Rosario ¡Y este virus mata de una manera dolorosa! Que no lo oculten.

Se dirá que esto que se dice genera temor, es posible. Pero también debe enfatizarse que a ciertas personas, que no entienden razones y que suponen que esto es una gripe y nada más (como han sostenido algunos insensatos), debe mostrárseles el drama en las narices para que comprendan que con actitudes disparatadas ponen en riesgo no solo sus vidas, sino la de sus seres queridos, la vida del prójimo.

El “Quedate en Casa”, aunque el bolsillo apriete, no es una frase más, es la necesidad, es la obligación hasta que esto pase, porque ningún mejor sueldo, ninguna hora extra, ninguna utilidad económica tiene valor sin salud y menos aún en el otro mundo. Hoy es momento de adoptar decisiones sabias, sensatas, elegir: ¿la plata o la vida?

Por otra parte, y para terminar, el Estado (en todos sus niveles, no solo nacional) tiene el deber de asistir a los sectores de menores recursos, a los trabajadores informales, a los trabajadores independientes para que puedan sobrellevar estas horas lo más adecuadamente posible. Sin olvidar que piratas de multinacionales que aprovechan la partida para despedir a  trabajadores deberían ser penados de manera ejemplificadora.

Vos que podés, ¡quedate en casa!, porque es la plata o la vida.