Opinión

Coronavirus: ¿la mano de la naturaleza o la locura del poder humano?


Por Carlos Duclos

A menudo para entender el presente hay que viajar al pasado, porque es en ese pasado donde se encuentran sucesos que permiten comprender un poco mejor los hechos que forman el aquí y ahora. Para discernir sobre esta pandemia que causa estragos a nivel mundial, tal vez debamos retroceder hasta el año 2018 (aunque se podría viajar más atrás en el tiempo) cuando en Canadá, y por pedido de los Estados Unidos, se detuvo a la empresaria china Meng Wanzhou, vicepresidenta de la gigantesca empresa telefónica de la potencia asiática, Huawei, acusada de violar las sanciones impuestas internacionalmente contra Irán. Ese fue el hito proverbial, bien visible, de una guerra comercial entre China y Estados Unidos que ya había comenzado y que tiene raíces en el emporio y dominio de la tecnología 5G, que será centro de las comunicaciones y la informática en el planeta en poco tiempo más.

Meng, con familiares que estuvieron vinculados estrechamente al Partido Comunista chino, fue arrestada el 1 de diciembre del 2018 en el aeropuerto de Vancouver, y su detención despertó una airada protesta por parte del gobierno chino. Por supuesto, el caso de la empresaria china, que goza de libertad condicional, cuyo padre es un ex militar del régimen y dueño hoy de Huawei, no ha terminado al día de hoy y se libra una importante batalla judicial en Canadá para determinar si es extraditada a Estados Unidos como lo requiere ese país. Por supuesto que la declamada venta de tecnología a Irán es tal vez la parte menos suculenta del entramado, la que debería buscarse en la implantación en todo el orbe de la tecnología 5G en la que Huawei participa. El temor de los Estados Unidos y sus aliados es que la empresa china brinde datos a su gobierno cuando este lo requiera; ni más ni menos que espionaje. Pero no solo eso, quien tenga el manejo de la cuestionada tecnología 5G (en razón de los daños que ocasiona a la salud según algunos científicos) tendrá un poder muy apreciable.

Meng Wanzhou, la vicepresidenta de Huawei

 

Una serie de episodios intrigantes y oscuros

En medio de esta guerra comercial y política y de este fabuloso apriete del Tio Sam a China, ordenando a Canadá la detención de una de sus figuras empresarias emblemáticas, ocurrió durante el año pasado también en Canadá otro hecho importante para el análisis. En ese país vecino de USA funciona un laboratorio nivel de bioseguridad 04 (patógenos muy peligrosos) que investiga con virus altamente riesgosos. Pues bien, en ese mismo laboratorio estaba trabajando un equipo de científicos chinos (¿casualidad?) encabezados por la doctora Xiangguo Qiu, quien en el mes de julio del año pasado debió salir junto a todo su equipo escoltada por la policía y obligada a dejar el país ¿Los motivos? razones de seguridad nacional. Luego se supo que el laboratorio «tendría cierto material de investigación biológica bastante sensible, que podría compartirse con o sin autorización con otros países». Lo cierto es que la científica china viajaba con frecuencia a su país y visitó varias veces el laboratorio de la ciudad de Wuhan, “casualmente” donde comenzó a propagarse esta pandemia.

El laboratorio chino de Whuan

 

Por otra parte, ha comenzado a circular recientemente algo que ya algunos medios manejaban y que ha puesto de mal humor al presidente Trump: y es que el diario inglés Daily Mail puso al descubierto que Estados Unidos habría financiado hace un tiempo ensayos con el virus en el instituto de Wuhan (¿otra casualidad?). Este hecho comienza a desnudar completamente otra realidad, como se expresó en una columna anterior: algunos países de occidente no están libres de responsabilidad en todo esto, puesto que, como ya se informó, el laboratorio chino se construyó con la ayuda de Francia y sus científicos, país que, cabe recordar, pertenece a la OTAN.

En el año 2018, miembros de la Embajada de los Estados Unidos en Pekín expresaron su preocupación por los bajos estándares de seguridad que había en el laboratorio de Wuhan, advertencia a la que nadie le prestó atención. Para enrarecer aún más la situación, cuando a fines del año pasado varios médicos de Wuhan alertaron sobre la serie de infecciones que se estaban produciendo en esa región de China, al poco tiempo salieron de la escena. Tal es el caso, entre otros, de la doctora Ai Fen. El medio Asia News dijo en su momento que “se teme que haya sido arrestada por haber relatado su historia a la revista People”. Fen se refirió por primera vez al brote infeccioso en el mes de diciembre pasado, a través de una red social china.

¿Teorías conspirativas?

En medio de esta guerra comercial y política entre socios capitalistas y comunistas (es curiosa esta formidable sociedad comunista-capitalista, aunque no sorprende a algunos),  han comenzado a circular las teorías conspirativas de diversa especie: una de ellas es que el virus fue creado en un laboratorio como arma biológica; que con el virus se pretende reducir la densidad demográfica del planeta, apuntando a la franja etaria “improductiva” de adultos mayores o que el virus es provocado o agudizada su virulencia por las antenas 5G, muchas de las cuales, hay que decirlo, han comenzado a ser incendiadas en Europa. La comunidad científica ha desmentido en general la teoría de la creación del virus en una probeta, pero hay un dato que no puede dejar de considerarse: en el espacio especializado online bioRxiv, dedicado a los investigadores para que compartan sus ensayos antes de publicarlos en órganos de ciencias, un grupo publicó hace un tiempo un ensayo que sostenía que el nuevo virus podría haber sido manipulado genéticamente. Y para ello dieron como fundamento, entre otros, la disposición de segmentos cortos de proteínas del Sida en el virus y que dicha disposición no aparecía como algo atribuible al azar en la naturaleza. El ensayo fue posteriormente retirado.

La pelea entre socios, la economía, y el 5G

Lo cierto es que una serie de sucesos incontrastables le siguen a todo esto: Trump ha culpado a los chinos por el virus y estos han replicado que el virus lo llevó a China el Ejército estadounidense; los países más afectados son del hemisferio norte y con economías fuertes y en donde casualmente se instalan antenas 5G (España, Italia, por ejemplo); la economía mundial en general se ha derrumbado; Estados Unidos cuestiona a la controvertida Organización Mundial de la Salud, que además está en la mira de otros países de occidente, y hay investigadores que sostienen que el organismo internacional sabe de qué se trata todo esto, pero lo oculta.

Una antena 5G incendiada en Europa

 

Una cosa parece quedar clara: que “casualmente” el virus apareció en medio de una guerra comercial y política mundial; que el Covid tiene predominio en el hemisferio norte y en los países en donde la tecnología 5g está siendo probada intensamente (España, Italia, Brasil, Estados Unidos, entre otros) y todo en medio de una situación demográfica y económica planetaria que preocupa a las pocas familias poderosas del mundo que lo manejan todo.

Para terminar: es cierto que la tecnología 5G no es la causante del virus (cuya procedencia es “muy” dudosa), lo que es indudable es que ya las actuales ondas electromagnéticas causan estragos en el sistema inmunodefensivo del ser humano provocando enfermedades de todo tipo (aunque el capitalismo salvaje lo niegue a través de los grandes medios pagos) y que la 5G contribuye y contribuirá en gran manera a multiplicar los efectos. Casualmente en Argentina, donde se registran pocos casos de Covid, esta tecnología que además atentará  contra el trabajo humano (robótica, teletrabajo, e inteligencia artificial) está aún en pañales.