La pandemia del Covid-19 hace centro en el continente americano, aunque nuevo rebrotes en tierra asiática genera alerta, mientras que en varios países europeos hay dudas
Por primera vez desde que la pandemia hizo epicentro en Europa a fines de febrero, en la actualidad el nuevo coronavirus mudó sus efectos más nocivos hacia América, pero con una vuelta atrás también en Asia, provocando que países como Corea del Sur deban endurecer sus esquemas de desconfinamiento frente a fuertes alzas de nuevos contagios.
Seúl reportó este domingo un rebrote con 34 nuevos casos detectados ayer, la mayor cifra diaria desde el pasado 9 de abril, debido a un foco en una zona de ocio nocturno de la capital.
El Centro para el Control y la Prevención de las Enfermedades Infecciosas del país asiático informó que de esas 34 infecciones ocho son importadas, y 26 contagios comunitarios, la inmensa mayoría procedentes de varios clubes y bares del conocido barrio de Itaewon, en la capital, que ahora fueron cerrados al público.
Rusia, en tanto, superó los 200.000 casos tras duplicar el número de contagios en apenas 10 días, a lo que hay que sumar al menos 1.915 muertos desde el inicio local de la pandemia.
En este nuevo escenario, España, Italia, Alemania, Francia y el Reino Unido dieron pasos hoy hacia nuevos levantamientos de restricciones, pero con muchísima cautela y poniendo el ojo en los testeos permanentes para evitar que se les dispare de nuevo la curva de contagios que llevó a la mayoría de ellos a sufrir más de 25.000 muertos.
Alemania acusó en las últimas horas un pequeño cimbronazo al constatar que el número de nuevos contagios causados por una persona infectada volvió a subir por encima de 1, después de que en los últimos días cayera incluso hasta 0,65, según el último informe publicado por el Instituto Robert Koch (RKI) de virología.
El dato causó inquietud a menos de 24 horas de que reabran mañana algunos de los principales museos del país, de acuerdo con el plan de flexibilización ya iniciado.
En el Reino Unido hubo una virtual rebelión de parte de los gobiernos de Escocia, Gales e Irlanda del Norte, que confirmaron que mantendrán el mensaje de «quedarse en casa», en lugar de adoptar el promovido por el ejecutivo de Londres, que se plantea un desconfinamiento gradual.
El primer ministro Boris Johnson autorizó hoy el regreso al trabajo de las personas que no puedan hacerlo desde su casa y salidas «ilimitadas» a hacer deporte y tomar sol, en un discurso televisado que presentó como «un primer esbozo de hoja de ruta» para salir del confinamiento impuesto el 23 de marzo.
Las muertes por el nuevo coronavirus ascendieron este domingo en el Reino Unido a 31.855, tras sumar 269 en 24 horas, el mayor número de decesos en Europa, admitió el gobierno, según consignó la agencia de noticias EFE.
Francia contabilizó solo 70 nuevos muertos, el balance diario más bajo desde el inicio de la cuarentena, según las autoridades sanitarias, lo que causó cierto grado de optimismo pocas horas antes del inicio –mañana- de una flexibilización progresiva.
También en Italia las perspectivas eran alentadoras después de que el primer ministro, Giuseppe Conte, anunciara que el país no tendrá un verano en cuarentena y los italianos podrán ir a la playa, a la montaña y gozar de la belleza de sus ciudades.
Además, Conte afirmó que evalúa adelantar 15 días la reapertura de bares y restaurantes en algunas regiones, en medio de fuertes presiones de parte de los gobiernos locales para acelerar la flexibilización de la cuarentena, mientras el país registró hoy las cifras más bajas de contagios y de víctimas en más de dos meses.
El debate se instalaba en paralelo en España, donde varias regiones y ciudades cuestionaron el plan de «desescalada» del gobierno central, que consideran demasiado restrictivo y que privilegió la seguridad sanitaria sobre la reactivación económica, lo que provoca preocupación en sectores sociales y empresariales.
La pandemia deja atrás los países de Europa (aunque poniendo en guardia a sus autoridades) y se instala con más fuerza en América, donde el pico de contagios en general aún no ha llegado y la enfermedad ha hecho más o menos daño de acuerdo con las medidas tomadas por cada gobierno.
En Brasil, que con más de 10.000 muertes era el octavo país del mundo más afectado, el presidente Jair Bolsonaro insiste en restar importancia a la situación, a punto tal que hasta hoy no había hecho comentario alguno sobre la cifra de decesos, como así tampoco que el gigante sudamericano, de 210 millones de habitantes, tiene más de 150.000 infectados.
Ecuador, el cuarto país con más contagios y el tercero con más decesos en América latina, elevó este domingo a 2.127 el número de muertes, luego de sumar a la estadística 410 casos que se encontraban en el apartado de «fallecidos probables», pero que ahora fueron confirmados.
En EE.UU., el estado de Nueva York, epicentro mundial de la pandemia con 26.612 muertos, registró 521 nuevas hospitalizaciones, su menor cifra desde el pasado 20 de marzo, cuando las autoridades prohibieron toda actividad no esencial para detener la expansión del virus, anunció el gobernador Andrew Cuomo.
Más allá de la baja, que no se repitió en Florida, donde los contagios continuaban en aumento (hoy se confirmaron 40.596, mientras la cifra de muertes por la enfermedad es de 1.721 en todo el estado) todo el país asistió en las últimas horas a una batalla verbal entre el presidente Donald Trump y su antecesor, Barack Obama.
Obama había calificado ayer de “desastre caótico” el manejo de la pandemia que lleva adelante Trump y lo acusó de egoísta, en una conversación privada a cuya grabación accedieron Yahoo y CNN.
Trump salió al cruce hoy de las críticas que le hizo el demócrata y habló en Twitter del «desastre de Obama conocido como la gripe porcina”.
“Compare eso con el desastre de Obama conocido como gripe porcina H1N1. Marcas malas, encuestas malas, ¡no tenía ni idea!”, publicó hoy Trump con su tradicional tono confrontativo en referencia a la epidemia que entró al país en marzo de 2009.