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Mundial de básquet

Cordobés, fanático de Atenas, ídolo de Peñarol y crack: simplemente Campazzo


 

El base argentino Facundo Campazzo tuvo hoy en la victoria contra Serbia por 97 a 87 una de sus mejores presentaciones con el seleccionado, en el marco de los cuartos de final del Mundial de China de básquet.

El cordobés es en la actualidad uno de los líderes emocionales y basquetbolísticos de un plantel que hizo historia, metiéndose en la cuarta semifinal mundialista tras 13 años, y ratificó estar al nivel de los mejores del mundo tras la enorme temporada con la camiseta de Real Madrid de España.

Campazzo se forjó en la frustración del Mundial 2014, en medio del recambio de la Generación Dorada y el nuevo armado, con un 11º puesto, y antes compartió plantel con los campeones olímpicos en Londres 2012, en su primera experiencia importante.

En Londres, con sólo 21 años, ocupó un rol secundario, detrás de Pablo Prigioni, y vio frustrada su chance de convertirse en medallista tras la derrota con Rusia por el bronce.

Sin embargo, la historia del base de piernas rápidas, defensor acérrimo, asistencias de lujo y conversiones ante oponentes superiores en la altura nació en las calles Avellaneda y Quevedo, de Alta Córdoba.

La primera vez que entró a un club lo hizo cuando tenía cinco años y se incorporó a Municipalidad de Córdoba, a donde arribó por ser un chico inquieto al que su madre, María Elena, le llamaba la atención constantemente en su casa.

Los entrenadores Roberto Dall’Amore, Sixto Enrique, Cristian Pons y los hermanos Mario y Sergio González se convirtieron en pilares fundamentales para esos primeros pasos de Campazzo con la pelota naranja. De hecho, su enamoramiento por este deporte lo convirtió en un fanático de Atenas, el club más ganador de la historia de la Liga Nacional de Básquetbol (LNB), al que iba a ver seguido y en el que Marcelo Milanesio era la principal figura.

Su crecimiento continuó de manera constante, enseguida pasó a Unión Eléctrica, equipo con el que viajó a Mar del Plata para jugar un cuadrangular en el que enfrentó a Peñarol, el próximo destino del jugador que mide 1,78 metro.

Osvaldo Mario Echeverría es el nombre clave en su pase al club marplatense, donde ganó tres veces consecutivas la LNB. El por entonces director técnico del plantel Juvenil de Peñarol lo vio y quedó fascinado con el chico de 15 años, a pesar que Unión Eléctica terminó tercero.

El viernes 10 de octubre de 2008 debutó en la elite de la Liga Nacional con Sergio Hernández, actual seleccionador nacional, en la banca de Peñarol. Esa noche jugó dos minutos en el Polideportivo en la victoria sobre Gimnasia y Esgrima de Comodoro Rivadavia por 89-71, con dos puntos y dos rebotes. Desde ahí, su carrera sufrió un crecimiento vertiginoso y pasó a ser un hombre clave en el rodaje de su equipo, que festejó seguido junto con el campeón olímpico Leonardo Gutiérrez.

De esta forma, en 2012 le llegó el llamado por Hernández para ir a los Juegos Olímpicos, y años después su salto al básquet europeo con Real Madrid.

Tal vez en la temporada 2013/2014 se vio su peor versión, ya que la adaptación a ser la tercera opción como base en un plantel repleto de figuras lo perjudicó y derivó en la salida a préstamo a Ucam Murcia, donde recuperó su nivel.

Murcia le llegó como una chance de mostrarse y la explotó al máximo desde el 2015 hasta el 2017: finalizó ambas temporadas con promedio de cinco asistencias por partido y cerca de 14 puntos. Además, el equipo entró en playoffs y participó por primera vez en su historia a nivel internacional en la EuroCup, el torneo de segundo orden en Europa.

Con esta vidriera, Campazzo, ya titular en los Juegos de Río 2016, volvió a Real Madrid y ganó la Liga ACB de España y se coronó en la Euroliga como el mejor equipo del continente, aunque las figuras eran el esloveno Luka Doncic y el tirador español Sergio Llul.

En la última temporada, con su frescura particular, Campazzo terminó como el mejor jugador de las finales de España, en las que Real Madrid dio otra vuelta olímpica.