Desde 2003, una directiva europea prohíbe su eliminación en basurales con el objetivo específico de encontrar otro uso
Cada año en el mundo se producen 300 mil millones de neumáticos. Esto ofrece grandes oportunidades para aquellas personas inteligentes que buscan reciclarlos.
Desde 2003, una directiva europea prohíbe su eliminación en basurales con el objetivo específico de encontrar otro uso. Por lo tanto, algunos neumáticos se convierten en superficies sintéticas para campos deportivos, otras se convierten en terraplenes de carreteras.
Después de un largo período de reflexión, MMcité+ tuvo la gran idea de convertir los neumáticos en una barrera acústica llamada «Noba». El resultado es una barrera que se puede fijar a lo largo de las vías del tren o en las autopistas para reducir el ruido de los vehículos y mejorar el paisaje. “Los ferrocarriles y las autopistas son espacios públicos muy específicos, en los que pasamos varias horas al día”, explica el Gerente de Producto de MMcité +, Tomas Vydra.
La base es un panel sándwich relleno de espuma. Sobre él se pegan absorbentes hechos de caucho reciclado. El caucho proviene de neumáticos viejos triturados. El año pasado, esto salvó a más de 183,000 neumáticos de ser arrojadas a la basura. Mientras tanto, el uso de material reciclado no supone ningún compromiso.
Convertir un neumático en un panel de insonorización parece ideal, y no solo porque estos objetos redondos representen simbólicamente la economía circular. El caucho utilizado en los neumáticos, que absorbe los golpes, hace lo propio con el sonido.
Los neumáticos son un material «fácil»: fáciles de remodelar, fáciles de transportar y fáciles de instalar porque son extremadamente ligeros, además de ser fáciles de mantener, lo que los hace duraderos. Los procesos y usos de fabricación flexibles equivalen a reducciones de costes. Y el atractivo final es que una construcción «noba» no es más cara que los habituales paneles de aluminio u hormigón de uso popular en la industria de las carretera. Las barreras acústicas de Bílovice superan todos los requisitos de parámetros acústicos.
Para poner en practica el proyecto han sido necesarios tres años de investigación y desarrollo y €600.000 de inversión para perfeccionar el material, cuya instalación no cuesta más que los habituales paneles de aluminio u hormigón.
Colorear el espacio público
También hay un beneficio «social». Presentadas por mmcité+ como «páginas para colorear el espacio público», estas barreras acústicas representan varias formas, a veces círculos, a veces cuadrados, a veces patrones abstractos, pero también hay una solución inspirada en la pantalla digital que significa que los residentes pueden construir sus propios diseños.
En el pequeño pueblo checo de Bílovice, toda una escuela primaria trabajó para colorear una barrera de la carretera, mientras que Martina Mikšolciová y Barbora Mičová, de 11 y 13 años respectivamente, se han convertido en las diseñadoras más jóvenes en ver su creación instalada en un espacio público.
Fuente: Noticias ambientales