El fin de semana de Dylan Winnik —el del medio de tres hermanos— fue como el de cualquier niño de 12 años. El sábado participó de una fiesta de cumpleaños, comió en casa de su madre en Coral Springs y el domingo vio un partido de fútbol americano en lo de su padre. Temprano se fue a dormir: al día siguiente debería ir al Okeeheelee Middle School de Palm Beach, Florida.
Ese lunes, al retornar a casa de su padre, con quien vivía, ya tenía lo que todos creyeron que era un resfrío. Como cualquier otro día, el martes desayunó waffles y le dijo a su papá cuánto lo amaba. Horas después, moriría.
La noche del lunes Dylan experimentó dolor en todo el cuerpo y un ascenso de la temperatura. Trepó hasta 39 grados, pero luego su padre pudo estabilizarla en 36 grados con medicamentos. La mañana siguiente, el niño se despertó sintiéndose bien. Parecía que todo había pasado, según relató su papá, Sergio Winnik.
Ese día, Dylan debía asistir a un importante acto en el cual se le daría la ciudadanía estadounidense. Su familia, originaria de la Argentina, estaba radicada desde hacía unos años en esa ciudad del sur de Florida. Pero el pequeño no quiso ir a la ceremonia. Prefería quedarse en casa, según consignó el diario Palm Beach Post.
«Quiero quedarme aquí y mirar TV«, le dijo a su papá, quien partió hacia su trabajo. Una hora después, Sergio —preocupado por saber cómo continuaba su hijo— llamó para hablar con él. Pero nunca respondió. Fue entonces que le pidió a un vecino que fuera a ver si su hijo estaba bien. El hombre ingresó a la vivienda y encontró a Dylan inconsciente en el baño. Llamó urgente al 911, pero ya era tarde. Cuando los paramédicos ingresaron al hogar, el niño ya estaba muerto.
«Era un chico hermoso. Saludable. Nunca vi a Dylan enfermo«, indicó Sergio. «Es increíble. Es difícil de entender. Es difícil siquiera pensar que mi hermanito de 12 años se haya ido para siempre. Todavía trato de pensar que esto no es real«, dijo Sebastián Roa, de 16 años y hermano mayor del pequeño.
El marido de la madre, Mike Medwin, dijo que el médico que revisó al pequeño les confirmó que su deceso se debió a la influenza. «Fue devastador para la familia. Era atlético, inteligente y sorprendentemente divertido. Tú esperas que las bromas de un niño de 12 no sean graciosas para un adulto, pero las suyas lo eran«, indicó Medwin, quien señaló que quiso hablar ante los medios para prevenir a los demás padres acerca de que vacunen a sus hijos para que no tengan que atravesar por una situación tan dramática como la suya. «Todo el mundo cree que no les ocurrirá, que pasa en otro lugar. Pero está aquí, está en nuestra comunidad, y es serio«.
Los especialistas creen que el subtipo de influenza que prevalece este año es el AH3N2, el cual tiene síntomas como fiebre, tos, dolor de garganta, dolor de cabeza y fatiga.
FUENTE: Infobae