No fue una noticia más. Por la importancia de quién murió, pero también por la siniestra forma en que se dio. El deceso de Fidel Castro Díaz-Balart, hijo mayor del histórico líder cubano, causó en ese país un “impacto profundo” y “mucho dolor” en los ciudadanos de La Habana, donde el hombre de 69 años decidió quitarse la vida.
La información oficial sobre la muerte fue difundida mediante una nota informativa en el programa Mesa Redonda de la televisión estatal cubana y posteriormente reproducida por otros medios oficiales como la web Cubadebate.
Con La Gente dialogó en exclusiva con una periodista cubana, que brindó detalles sobre la reacción de la gente ante la trágica noticia que rompió la barrera y recorrió el mundo inmediatamente.
“Se dio a conocer la noticia sin demasiados detalles. Se sabía que sufría una profunda depresión y que hacía 10 meses que estaba en tratamiento. El sentimiento general es de sorpresa, pena y mucho dolor, sobre todo por ser primogénito del líder e incluso llevar su nombre”, señaló la colega cubana.
“Ciertamente hacía mucho tiempo que no se lo veía en los actos. Es gente que siempre está de viaje y de la que no se conoce mucho de su realidad. Hemos visto en las redes sociales y en la reacción de la gente mucho sentimiento de dolor y mensajes deseándole paz en su descanso eterno”, añadió.
«La gente lo recuerda con imágenes de pequeño junto a su padre, y ya de grande también, mostrando el increíble parecido que tenía con su progenitor«, agregó la periodista.
Era conocido popularmente como Fidelito, en parte por ese gran parecido físico con su padre, el caudillo de la revolución cubana. Era ingeniero nuclear –el primer cubano con ese grado– y se había especializado en la materia en la Unión Soviética, donde por cuestiones de seguridad cursó estudios y obtuvo sus títulos bajo el seudónimo José Raúl Fernández. También era asesor científico del Consejo de Estado de Cuba y vicepresidente de la Academia de Ciencias de Cuba. Tenía tres hijos de su matrimonio con la rusa Olga Smirnova, Fidel Antonio, Mirta María y José Raúl.
Su contacto con su padre en sus años de crecimiento y formación fue limitado, como reconocía en 2013 en una entrevista con Russia Today: «No es un secreto que en los años de mi adolescencia y primera juventud en Cuba había una situación muy compleja (…), e indudablemente tanto él como los otros principales líderes tenían poco contacto. No tenían la posibilidad que tiene un ser humano normal de llegar a la casa tranquilo».
La noticia resultó sorpresiva, también, porque ocurre solo 15 meses después del deceso de su padre, fallecido el 25 de noviembre de 2016 a los 90 años.