Según especialistas, estas patologías "afectan más a varones que a mujeres", debido a que "los factores de riesgo son más frecuentes en hombres". Si bien la situación "se fue emparejando en los últimos años, todavía sigue esta diferencia"
La probabilidad de disminuir la prevalencia del cáncer de cabeza y cuello «es alta» porque está asociada a factores de riesgo «prevenibles» como el tabaquismo, el alcoholismo y el virus del Papiloma Humano (VPH), cuya vacuna está prevista en el sistema de salud, señalaron este martes médicos de la Asociación Argentina de Oncología Clínica (AAOC).
Los tumores de cabeza y cuello se generan «en la vía aéreo digestiva superior», es decir, en la parte de los senos paranasales, cavidad oral, rinofaringe, orofaringe, faringe y laringe; pero no incluye a los tumores de cerebro ni de tiroides, precisaron los oncólogos especialistas consultados por Télam, en la víspera del Día Mundial del Cáncer de Cabeza y Cuello que se conmemora cada 27 de julio.
«Esta enfermedad causa la muerte de alrededor de 900 argentinos por año», informaron desde la Liga Argentina contra el Cáncer (Lalcec), la Sociedad Argentina de la Voz y la Fundación Aciapo (Atención Comunitaria Integral al Paciente Oncológico), en un comunicado que toma como base un informe del Ministerio de Salud.
«De acuerdo con los últimos reportes oficiales de 2020, 891 personas, mayoritariamente de 50 años y más, fallecieron ese año a causa del cáncer de cabeza y cuello, lo que representa un promedio de más de 2 decesos diarios», detallaron.
En tanto, como referencia, en Estados Unidos, los tumores de cabeza y cuello «representan 3% del porcentaje de cáncer en general» y a nivel mundial 6%, porque en algunos países su prevalencia es «más alta», explicó a Télam el oncólogo del Hospital Italiano y de la AAOC, Federico Cayol, responsable de la sección que trata estos tumores, en base a los datos del Observatorio Global del Cáncer (Globocan).
Por su parte el médico del Instituto de Oncología Ángel Roffo (dependiente de la Universidad de Buenos Aires), Juan Manuel Carrera, quien integra la AAOC, dijo a Télam que «en la Argentina, más la mitad de los tumores de cabeza y cuello son los de cavidad oral, por la alta prevalencia del tabaquismo», y precisó que la cavidad oral incluye mejillas, lengua, piso de boca, encías y paladar duro.
En el mismo sentido desde Lalcec, Sociedad Argentina de la Voz y Fundación Aciapo, aseveraron que «se estima que, del total de diagnósticos de cáncer de cabeza y cuello, 4 de cada 10 corresponden a la boca, 1 de cada 3 se sitúa en la laringe y el 23% restante en la faringe».
Los especialistas coincidieron en señalar la necesidad de trabajar sobre el tabaquismo y el consumo de alcohol.
«La dependencia sobre estos consumos quedó en evidencia durante la pandemia por Covid-19, cuando de acuerdo con datos del 2020 del Conicet se triplicó la cantidad de personas que tomaban alcohol todos los días», resaltaron desde las tres organizaciones de lucha contra el cáncer.
Y agregaron que otro estudio de mayo de ese mismo año reportó que «a nivel nacional, 1 de cada 5 argentinos (20%) reconoció haber fumado con mayor frecuencia durante la última semana, situación más común entre los ciudadanos de 30 a 49 años de edad (26%)»
Según el Ministerio de Salud, el consumo de tabaco es «la principal causa evitable de cáncer en todo el mundo».
Los especialistas advirtieron también que «crecieron de forma significativa» los tumores de orofaringe vinculados al Virus de Papiloma Humano (VPH), definido por esa cartera como «una familia de virus que afecta muy frecuentemente tanto a mujeres como a varones» y que se transmite por contacto sexual.
En ese aspecto, Carrera explicó que los casos de tumores de orofaringe VPH relacionados «aumentan de manera epidémica» al explicar que en Estados Unidos «alrededor del 90% de los tumores -de cabeza y cuello- que se diagnostican» son de ese tipo.
«Tener una infección por VPH no es sinónimo de tener cáncer, aquellos que desarrollan un tumor asociado son un porcentaje muy bajo», aclaró Cayol, quien insistió en que «hay que vacunar a toda la población porque eso permite que eventualmente se pueda erradicar esta enfermedad».
En la Argentina la vacuna contra el HPV es «efectiva» y está incluida en el calendario de vacunación nacional.
Existen más de 100 tipos de VPH que se clasifican en dos grandes grupos: los denominados «de bajo riesgo oncogénico», que generalmente se asocian con lesiones benignas, como verrugas y de bajo grado; y los denominados «de alto riesgo oncogénico», que son alrededor de 15, en los que la infección persistente por estos tipos virales pueden evolucionar a cáncer.
Por otra parte, el cáncer de cabeza y cuello «afecta más a varones que a mujeres», debido a que «los factores de riesgo son más frecuentes en hombres», detalló Cayol y agregó que si bien la situación «se fue emparejando en los últimos años, todavía sigue esta diferencia».
Las señales de alerta
Los médicos explicaron que pueden ser lesiones en la cavidad oral que sangran, duelen y perduran durante más de dos semanas y disfonía durante un tiempo prolongado.
«Es importante estar atentos a la aparición de úlceras en la boca y en la lengua que no se curan, o la presencia de ganglios en el cuello que usualmente crecen y duelen y se mantienen en el tiempo sin estar relacionados con una causa infecciosa transitoria. Lo otro que puede pasar es que tengan cambios en el tono de la voz, afonía, y dolor al tragar mantenido en el tiempo», enumeró el médico del Hospital Italiano.
En la mayoría de los casos, los síntomas se manifiestan «tempranamente» y son advertidos en consultas odontológicas, clínicas u otorrinolaringológicas, coincidieron los oncólogos.
Para abordar los tumores de cabeza y cuello existen tratamientos que deben ser indicados por médicos especialistas, como radioterapia, quimioterapia y cirugías, que generalmente están a cargo de equipos multidisciplinarios.
Entre las principales preocupaciones que presentaron pacientes en consultorio ante este tipo de diagnóstico, Cayol mencionó «el miedo a morir y el miedo a tener toxicidades con los tratamientos», debido a que esta enfermedad «afecta tres de las funciones más importantes que tiene un ser humano: las vías respiratorias, la alimentación y potencialmente el habla».