Frenkie de Jong marcó el único tanto del partido. El equipo de Koeman volvió a mostrar una pálida imagen en el juego pero logró meterse en zona de copas
En el inicio de este año, Barcelona intenta olvidar los malos resultados del 2020. En su primer partido, dio un primer paso y se impuso por 1 a 0 ante Huesca en El Alcoraz. Sin embargo, el juego del equipo catalán sigue generando preocupación. Tras una primera parte casi perfecto, en el complemento el equipo se desmoronó y terminó pidiendo la hora.
La primera clara fue a los 6 minutos, una buena jugada por izquierda que terminó con un centro al área de Jordi Alba que Martin Braithwaite dejó pasar entre sus piernas para que Pedri entre en velocidad y defina, pero el arquero Álvaro Fernández se lució y tapó el balón a puro reflejo.
A los 18 minutos el que lo tuvo fue Ousmane Dembélé quien aplicó velocidad desde la mitad de la cancha, dejó en el camino a dos jugadores soltó para Braithwaite quien buscó por derecha para Pedri. El juvenil levantó la cabeza y volvió a darle el esférico al francés para que desenfunde un potente derechazo que se desvió en un rival y se marchó al tiro de esquina.
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La apertura del marcador llegó a los 27 minutos, cuando el Barcelona era amo y señor de la pelota y el Huesca estaba replegado en el fondo. Messi recibió por la zona izquierda, levantó la cabeza, esperó que Frenkie De Jong corra al área y cuando vio el hueco lanzó un centro perfecto para que el holandés defina de primera y festeje su gol.
Esta fue la asistencia 300 del argentino en su carrera, la 260 con la camiseta del Barcelona. El compañero que más se benefició de estos toques fue Luis Suárez con 39 festejos, 19 más que Neymar Jr.
En el complemento, todo lo bueno que el Barcelona había hecho lo dilapidó. El conjunto visitante volvió a mostrar una cara pálida, sin verticalidad en ataque, con poca creatividad en ataque y sin ideas en el medio. Fue así que el cuadro local comenzó a crecer, de manera tal que generó varias situaciones.
Ter Stegen, que no había tenido intervenciones en los primeros 45 minutos, tuvo que trabajar para evitar la caída de su arco, mientras que en ataque Dembélé, con demasiadas imprecisiones, fue de lo más peligroso para el cuadro azulgrana.
Koeman mandó a la cancha a Miralem Pjanic y a Antoine Griezmann para revertir la historia, pero las modificaciones no revirtieron la pálida imagen de su equipo que por momentos perdió la posesión del balón y sobre el final, de no haber sido por la falta de jerarquía de los delanteros del Huesca, casi padece el empate.
Con este resultado, el Barcelona al menos sumó de a tres, pero sigue lejos del líder Atlético de Madrid, a 10 puntos. El miércoles visitará al Athletic de Bilbao en busca de un nuevo triunfo. Por su parte, el Huesca sigue último, con apenas un triunfo en 17 jornadas.