Las posibilidades del manga son infinitas, ya que pueden digitalizarse o llevarse a videojuegos, por eso son buscados por público de todas las edades
Con más de un siglo de historia, el manga llegó a la Argentina a partir del 2000 con el aumento de las «comiquerías» en la década anterior y hoy está considerado como el género de historieta más vendido en el país.
Con sucursales en el centro porteño y en el barrio de Belgrano, Entelequia es considerada como una de las librerías que más variedad de mangas ofrece.
Allí, trabaja desde 2008 Darwin Silva, uno de sus vendedores históricos quien aseguró que el manga «hoy es el género de historieta que más se vende en el país, buscado por adolescentes, niñas y niños, jóvenes de 20 años y adultos de 30 que los coleccionan».
Silva contó que «la historieta, en general, especialmente de la mano de Marvel, fue un boom comercial desde los años 90, sobre todo cuando editorial Perfil, los publicaba. Eso provocó también la multiplicación de comiquerías. Podías encontrar cinco en un radio de cinco cuadras», apuntó a Télam.
Con el paso de los años, muchos locales cerraron y otros se afianzaron, como el Club del comic y Entelequia, que fueran las precursoras. A ellas se sumaron Meridiana y Camelot.
Dentro del universo de historias de mangas, existe una amplitud de géneros.
«Jiro Taniguchi es un autor japonés, pero que tiene un estilo de dibujo muy europeo y formatos más grandes, tapa dura, es un autor que escribe sobre historias costumbristas que gusta mucho a la gente más grande», describió Silva.
En cambio, las adolescentes se inclinan por el trabajo del grupo Clamp, un cuarteto femenino de dibujantes japonesas de manga que se ganaron el título de las Reinas del Shōjo (el manga dirigido a las chicas jóvenes), con títulos de historias fantásticas, magia y romance.
«Lo que más se está vendiendo, para adolescentes de 18 años en adelante, es el manga de Chainsaw Man, que contiene violencia y contenido sexual; Mi Hero Academia, estilo superhéroes pero japonés; Demon Slayer, trata sobre la amistad; Slam Dunk, deportivo; Evangelion, clásico de robots, con un fuerte tono religioso y fantasía», agregó Silva.
Según el investigador de Conicet, Federico Álvarez Gando, existe «cierta idea de circulación que asocia a estos contenidos con una nueva moda y, como tal, supuestamente pasajera».
Sin embargo, sus orígenes se remontan a los «rollos de pintura» (emakimono) del siglo X. Se estima que el primer manga de la historia surgió a principios del siglo XX por el dibujante Rakuten Kitazawa, quien 1902 dibujó Tagosaku to Mokube no Tokyo Kenbutsu. Recién en las décadas del 20 y el 30 del siglo pasado el manga comenzó a dirigirse hacia un público infantil hasta que, con la Segunda Guerra Mundial, se convirtió en una verdadera industria.
En Argentina, según Álvarez Gando, el primer antecedente habría que rastrearlo en Astro Boy, creado por Osamu Tezuka en 1952.
El investigador agregó que las posibilidades del manga son infinitas ya que puede digitalizarse o utilizarse en videojuegos. Esto, señaló, «permite proyectar el consumo de mangas y animé sostenido en el tiempo».
«Hay estimaciones que auguran que, para 2050, las narraciones de la cultura japonesa van a reemplazar globalmente a los arquetipos de las industrias del entretenimiento estadounidenses, convirtiéndose en una de las referencias más importantes para el desarrollo de las relaciones interpersonales cotidianas», subrayó.