Un niño belga de nueve años está a punto de convertirse en una de las personas más jóvenes en terminar la universidad. Laurent Simons, oriundo de la ciudad de Ostende, se recibirá en breve de ingeniero eléctrico en la Universidad Tecnológica de Eindhoven, en los Países Bajos.
El pequeño Laurent vive su vida académica a gran velocidad y ya piensa en el futuro. A los seis años, el chico ya estaba en la escuela secundaria. Y, si todo va conforme al plan, se graduará de la universidad en diciembre.
«Hice el primer año de mi escuela primaria y luego fue cada vez más rápido. Hice los cinco años restantes en un año. Hice mi escuela secundaria en un año y medio. Y en la universidad avanzo un curso todas las semanas», le dijo el niño a la BBC.
Un IQ envidiable
Laurent cuenta con una memoria fotográfica y su coeficiente intelectual es de 145, pero no le gusta que lo llamen «niño genio».
El puntaje promedio del coeficiente intelectual (IQ, por sus siglas en inglés) para personas de todas las edades es de 100, con rangos que oscilan entre los 85 y los 115.
Solo unos pocos elegidos superan ese rango y los que llegan a los 140 puntos en un test de inteligencia pasan directamente a ser considerado «superdotados».
Su padre, Alexander, le dijo al programa Newsday de la BBC que fueron sus abuelos quienes se dieron cuenta de que Laurent era especial. «Pero todos los abuelos dicen que sus nietos son especiales, así que no lo tomamos en serio», contó Alexander Simons.
Explicó que después, en la escuela primaria, fueron los profesores quienes confirmaron que su hijo efectivamente tenía un don. «Los profesores le daban tareas extra, pruebas extra, y él las resolvía muy rápido», dijo. «Lo hizo todo realmente rápido. En Bélgica la escuela primaria son seis años y él la completó en dos».
Todo de un tirón
Sus padres pensaron que en la secundaria iría más lento por la mayor cantidad de materias, pero la completó en año y medio, incluso más rápido que la escuela primaria.
«No se saltó nada, solo lo hizo más rápido: mientras los otros niños iban párrafo a párrafo, o página a página, él iba libro tras libro», contó su padre.
Laurent le contó a la BBC que consideró «aburrida» la escuela, pero que no se sintió raro, aunque a veces lo ponían en una clase separada a él solo porque iba mucho más rápido que los demás.
El pequeño contó que en su tiempo libre le gusta jugar con su perro, ver Netflix y jugar a los videojuegos con sus amigos. Su padre dijo que Laurent aún jugaba con los mismos amigos que tenía cuando era más pequeño.
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Un objetivo ambicioso
Ahora, aunque no pasa tanto tiempo con sus compañeros, su familia cree que Laurent está en el lugar correcto. Le gusta soldar y, como a muchos niños de su edad, también le gustan los robots, pero no los de juguete. Laurent es mucho más ambicioso que eso: quiere estudiar medicina con el objetivo final de crear órganos artificiales.
«Mi objetivo es realmente extender la vida, reemplazar partes de seres humanos por tecnología, por ejemplo, órganos artificiales y brazos de robots, piernas de robots, cosas así», le contó a la BBC.
Cuando le preguntan si quiere lograr eso para beneficiarse él mismo, responde que no, si no que lo quiere hacer «para otras personas, para mis abuelos».
Su siguiente paso: estudiar un posgrado.