La cuarentena nos obligó a repensar y reinventar las dinámicas que nos atraviesan a los Educadores
Por Facundo Lancioni Kaprow*
En pocos días se cumplirán 3 meses del decreto de aislamiento social, preventivo y obligatorio en nuestro país, período que nos obligó a repensar y reinventar las dinámicas que nos atraviesan a los Educadores. No puedo dejar de evocar aquellos días de marzo cuando, en medio de tanta incertidumbre, desde el Sindicato Educadores Unidos de la Ciudad (Seduca) tuvimos en claro que los docentes de la Ciudad de Buenos Aires iban a dar lo mejor para poder garantizar la continuidad del ciclo lectivo.
Este proceso hacia la virtualidad es un camino que seguimos recorriendo y que no ha sido fácil. Los primeros días fueron de mucha inquietud para todos y, como sindicato, nuestra función fue estar presente con los docentes, acompañándolos en su formación y actualización profesional, escuchando y conteniendo emocionalmente sus inquietudes.
Puedo asegurar con orgullo que todos los trabajadores de la educación de la Ciudad siguen cumpliendo el cronograma escolar con los recursos y la conectividad que se tienen disponibles. Y este esfuerzo debe destacarse y celebrarse, porque es mérito de los docentes que debieron reinventar las prácticas de enseñanza para poder asegurar a los alumnos y alumnas el derecho a seguir aprendiendo.
Si bien en este período se requirió de la creatividad, esfuerzo y proactividad del colectivo docente para evolucionar en los métodos de enseñanza, no dejamos de manifestar nuestra preocupación sobre sus condiciones y derechos laborales. Por eso, velamos por la continuidad del sistema de licencias y cubrimientos de cargos, de manera que se garantice el trabajo a todos los suplentes. Y en ese sentido, promovimos la implementación virtual de los actos públicos, que hasta antes de la pandemia sólo podían realizarse presencialmente.
Hoy celebramos la creación del sistema de actos públicos virtuales, por parte del Ministerio de Educación de la Ciudad, fruto de la apertura al diálogo y escucha entre todos los sectores que atañen a la comunidad educativa.
Tarde o temprano, la imposibilidad de tener clases presenciales va a terminar. Algún día volveremos a las escuelas, al vínculo valioso que se gesta en el calor de la cotidianidad del aula, y es importante que cuando esto suceda los y las trabajadoras de la educación cuenten con los insumos necesarios de prevención para desempeñarse.
Este período marca un antes y un después para la comunidad educativa, nos llevó a re-preguntarnos sobre el rol docente, nos condujo respuestas en cuanto a los nuevos caminos que la educación transitará a futuro. Y con todas estas dudas, aciertos, errores y esfuerzos, hay un pilar que nos sostiene y nos empuja a seguir dando lo mejor de nosotros, como sindicatos y como docentes: habrá un mañana mientras haya educación.
(*) – Secretario general del Sindicato Educadores Unidos de la Ciudad (Seduca).