Los protocolos disponen de la reducción en la cantidad de pasajeros a la mitad de la capacidad de cada embarcación, entre otra serie de medidas
Las compañías de cruceros, un segmento que en todo el mundo mueve unos 40.000 millones de dólares al año y en Argentina algo más de 700 millones, elaboraron los protocolos para volver a la actividad tras 145 días de parálisis por la pandemia del coronavirus y así poder evitar la quiebra de las empresas, un tendencia que se acentúa desde fines de julio.
Los protocolos, que fueron elaborados por las compañías Costa Cruceros y MSC Cruceros, disponen la reducción de la cantidad de pasajeros a la mitad de la capacidad de cada embarcación, un triple análisis de Covid-19 antes de iniciar el viaje, controles de temperatura constantes, higiene de manos y objetos en forma permanente y la desaparición de los restaurantes y bares de autoservicio.
Las medidas sanitarias comprenden las diferentes etapas en la experiencia de los cruceristas, que van desde el proceso de reserva, las operaciones de embarque, la estadía dentro del barco y las normativas a seguir para las excursiones en tierra.
El director Comercial de la compañía italiana Costa Cruceros, Jorge Serrano, señaló a través de un comunicado que «el Costa Safety Protocol fue desarrollado para garantizar las máximas normas de seguridad para los trabajadores y los turistas y cuentan con la certificación del Registro Marítimo Italiano (RINA)».
Por su parte, el gerente General de MSC Cruceros, Gianni Onorato, afirmó en una conferencia de prensa virtual que «desarrollamos estas medidas luego de un trabajo con las autoridades sanitarias de los países donde operamos con el objetivo de desarrollar un protocolo integral que proteja a la tripulación, a los turistas y a las comunidades que visitarán los barcos».
Los turistas que viajen en cruceros tras la pandemia deberán realizar el check-in online, completar un formulario de autocertificación sobre su estado de salud y embarcar en forma escalonada para asegurar el distanciamiento social.
Los protocolos disponen un triple control de Covid-19 y registros de la temperatura corporal de los pasajeros antes de embarcar y la reducción de la cantidad de ocupantes de los barcos a la mitad de su capacidad.
También marcan la obligatoriedad del uso de tapabocas en todos los lugares comunes del barco y durante todas las excursiones que se realicen en los puertos de escalas y la higiene constante de manos y objetos con alcohol en gel, que estará dispuesto en todos los lugares del crucero.
Además, los restaurantes y bares dejarán de ser de autoservicio y los turistas que quieran comer o beber deberán sentarse en una mesa en grupos de no más de dos personas y esperar la atención de un mozo.
La franja horaria se amplía, pero para desayunar, almorzar y cenar habrá que reservar turno a través de un código QR, que también se utilizará para consultar los menúes.
Las excursiones en tierra se realizarán en grupos reducidos para asegurar el distanciamiento social, se utilizarán auriculares descartables y se desinfectarán las áreas de recorrido y a los turistas con métodos que incluyen nebulizadores que eliminan los virus.
Por último, los nuevos procedimientos marcan la obligatoriedad de que todos los cruceros cuenten con un centro médico completamente equipado, conformado por médicos profesionales y personal sanitario calificado en cuanto a protocolos y normas de salud para combatir la propagación del coronavirus.
Onoratto destacó que «el RINA, la corporación de certificación marítima, verificó que los protocolos cumplen con la Guía de la Agencia Europea de Seguridad Marítima , que incorpora estándares de salud adicionales de la Unión Europea».
El turismo de cruceros mueve en Argentina unos 90 buques por año, con cerca de 500.000 pasajeros, que gastan unos 700 millones de dólares.
Según la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros, en 2019 estos buques transportaron a casi 30 millones de pasajeros en todo el mundo, 2,5 millones más que en 2018, con una facturación de las 26 principales empresas cercana a los 20.000 millones de dólares anuales.