La colocación de marcapasos es una práctica habitual para tratar patologías cardíacas, que si se realiza sin una guía de ubicación puede traer complicaciones, por lo que los avances tecnológicos se volvieron en un importante aliado a la hora de llevar a cabo estos procedimientos.
Cada año mueren 17,5 millones de personas en el mundo a causa de enfermedades cardiacas y cerebrovasculares (ECV).
En la actualidad, la ECV es la primera causa de muerte y se estima que la cifra ascenderá a 23 millones en el año 2030.
La Argentina sigue esta línea, ya que según cifras oficiales muere una persona cada 7 minutos a raíz de estas patologías, produciéndose alrededor de 50 mil infartos al año.
Para comprender cómo falla el corazón Analía Paolucci, médica del staff del Servicio de Electrofisiología y Marcapasos de la Clínica San Camilo y Codirectora de la Fundación para la Investigación en Bioingeniería Aplicada (FIBA), explicó «el corazón, formado por diferentes tejidos, responde a un estímulo eléctrico para lograr el bombeo de sangre a través del cuerpo, el cual se produce gracias a la presencia de una red eléctrica que se denomina sistema de conducción».
«Este sistema o marcapasos natural del corazón puede dañarse de manera permanente o intermitente y, como consecuencia, los latidos no se generan a una frecuencia adecuada para suplir las necesidades del organismo», añadió Paolucci.
En estos casos, según el grado de la enfermedad, se indica un implante de un marcapasos definitivo, el cual es un dispositivo electrónico que tiene la función mantener una frecuencia cardiaca adecuada, y es desde hace años considerado el único tratamiento en patologías que afectan al sistema de conducción.
Aunque, la especilista aseguró que este aparato «también puede empeorar la sincronía o producir disincronía eléctrica».
«Se demostró que en algunas oportunidades la ubicación del marcapasos dentro de la cavidad cardíaca producía efectos deletéreos a nivel del miocardio», añadió la experta.
Con el objetivo de mejorar las intervenciones de implantes cardíacos evitando la disincronía eléctrica en los pacientes, FIBA.
y la empresa de tecnología nacional EXO desarrollaron Synchromax, un monitor de ECG portátil que permite comprobar de manera no invasiva y en pocos minutos el grado de sincronía interventricular antes, durante y después del implante de un marcapasos, un cardiodesfibrilador (CDI) o un resincronizador (TRC).
«Lo innovador de esta herramienta es que es el primer dispositivo exclusivamente creado para la medición de la sincronía eléctrica del corazón. Es transportable, de sencilla comprensión y se conecta al paciente al igual que un electrocardiograma. Con el Synchromax logramos colocar los catéteres durante el implante en el sitio adecuado, ya que funciona como un GPS que nos guía hacia el sitio donde el corazón se activará de la manera más sincrónica posible», afirmó Paolucci.
El grupo de médicos de FIBA implanta aproximadamente 150 dispositivos guiados por Synchromax al año en diferentes centros de salud.
El seguimiento de los pacientes se realiza rigurosamente, optimizando y adaptando cada dispositivo para lograr los mejores resultados en la mejoría de la calidad de vida.
Por último la epecialista recomienda mantener un estilo de vida saludable para disminuir los considerados factores de riesgo cardiovascular.
«Realizar actividad física regularmente (30 minutos diarios), una dieta saludable, disminuir el stress y hacerse controles de salud adecuados, son herramientas para lograrlo», concluyó.