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La educación en Alemania, donde los chicos saben si van a ir a la Universidad a los diez años


En Alemania, cuando los chicos y las chicas cumplen once años, el sistema educativo los divide en tres grupos de acuerdo a sus notas y de su velocidad de aprendizaje. Un grupo será el que continúe con su formación en el gymnasium para luego pasar al bachillerato y preparase para el acceso a la Universidad, mientras que el resto estudiará profesiones más técnicas.

Si bien no es un concepto nuevo (se implantó en 1969) y cada uno de los 16 estados federados alemanes tiene su propia normativa educativa, esta modalidad causa polémica ya que los chicos y las chicas son aún muy pequeños y eso marcará su futuro. Detlev Flottmann, director del colegio público Astrid Lindgren, en la localidad de Marienfeld, señaló al diario El País que «lo ideal sería que todos permaneciesen juntos hasta los 16 años para que los más inteligentes motivasen a los más rezagados. Pero los buenos se relajarían y no llegarían a los niveles de excelencia requeridos».

Según detalla, en función de las notas, los profesores generan un informe y ahí se determina si el estudiante continuará en el camino a la Universidad o irán a realschule o hauptschule, escuelas de nivel medio que finalizan con 16 años y en donde estudian profesiones más técnicas. Si bien dichos alumnado puede postularse para ingresar a la Universidad, lo pueden hacer recién a los 21 años en vez de a los 18.

Alemania tuvo una tasa de abandono escolar del 10,1% en 2015, inferior a la media europea que se situó en el 11% según datos de Eurostat. «No se puede afirmar que el sistema educativo alemán es eficiente por su tasa de abandono escolar, porque otros países como Polonia que emplean un modelo comprensivo, en el que los estudiantes permanecen juntos hasta los 16 años, tienen indicadores más bajos», señala Enric Prats, profesor del departamento de Teoría e Historia de la Educación de la Universidad de Barcelona.

Desde el punto de vista pedagógico, explica Prats, se desconoce cuál es la mejor edad para dividir a los niños en función de sus capacidades y del recorrido académico que encaja con cada uno.

El modelo, aunque criticado, en números es exitoso. ¿La clave? Su sistema de orientación académica que sabe identificar en qué tipo de estudios encaja cada alumno y alumna. «En España sería un fracaso absoluto. Es una cuestión de cultura: cuando tienen ocho años ya saben que se tomará la decisión y se preparan para ello», sostiene Prats y nombra al país hispano ya que tiene una tasa de abandono escolar del 20%.

Por su parte, Carmen Pellicer, presidenta de la Fundación Trilema -centrada en la difusión de nuevas pedagogías- y coautora del Libro Blanco de la Profesión Docente, considera que ese sistema condiciona las expectativas del alumnado y que puede mermar su autoestima. «Van a vivir durante toda su vida en una sociedad diversa y la escuela tiene que prepararles para ello, la desigualdad no puede ser el precio a pagar por la eficacia académica», sostiene.

Otra de las cifras que destacan el éxito de este sistema es la baja tasa de desempleo juvenil entre los menores de 25 años que es, en Alemania, de un 6,2% en 2017, mientras que, la española, está en 37,4%-. El Gobierno alemán señala que la Formación Profesional Dual es clave en la obtención de ese resultado.

Fuente: La Nación