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¿Cómo enfrentar al reflujo gastroesofágico y sus diversas manifestaciones?


 

El reflujo gastroesofágico es un mal que sufren millones de personas en el mundo. Se produce cuando el contenido del estómago circula de regreso al esófago. Sus causas, síntomas y tratamientos han sido abordados por el doctor José Antonio Pajares Díaz, médico del aparato digestivo del Hospital Nuestra Señora del Rosario, en una charla con EFE Salud.

En primer lugar, el especialista ha explicado que el estómago genera ácido clorhídrico para descomponer los alimentos. Se trata de un ácido muy fuerte que si lo echásemos en cualquier superficie la dañaría, incluso el acero inoxidable.

Pero el estómago es capaz de mantener esa sustancia “sin tener ningún tipo de lesión porque tiene unos mecanismos de producción de mucosa que consiguen mantener ese ácido sin dificultad”.

El problema

El problema comienza cuando la válvula o especie de anillo muscular que hace de frontera entre el estómago y el esófago no se cierra bien. Entonces es cuando el contenido del estómago sube hacia el esófago y “nos produce quemazón porque el esófago no está preparado para tener esa sustancia”.

Esto se produce por la presión de dentro del estómago hacia la válvula del esófago, que tiene que ser capaz de abrirse para que baje la comida pero cerrarse para que no suba el ácido del estómago.

Según este especialista hay diferentes circunstancias que hacen que esta presión sea mayor. Por ejemplo, el tipo de alimentos que a veces hacen que el estómago “se vacíe más despacio y se acumule más contenido, más comida y más ácido.”

Reflujo gastroesofágico: síntomas

La sensación de regurgitación y la pirosis o quemazón – ese ardor que se nota a veces después de una comida- son dos parámetros indicativos de reflujo gastroesofágico. Por lo que “no hace falta hacer más pruebas, son tan típicos esos síntomas que ya podemos decir lo que pasa”.

Una pHmetría

En este caso hay que hacer pruebas como una endoscopia para confirmar si esto es así o descartar otras enfermedades “y si no queda claro se puede hacer una prueba llamada pHmetría”. Esta prueba mide el ph del esófago a lo largo de 24 horas.

Si está muy bajo significa que hay ácido que viene del estómago y si es en un número excesivo de reflujos, de intensidad y duración suficiente “se puede catalogar como patológico y hay que poner tratamiento”.

Alimentos, posturas y sobrepeso

En el tratamiento del reflujo gastroesofágico básicamente hay dos enfoques. “El más fácil es el farmacológico y los más difíciles son los cambios en el estilo de vida”, aunque ambos son importantes.

El sobrepeso también se relaciona con el reflujo, porque el estómago está en una cavidad cerrada que se ve más o menos comprimida en función de la grasa abdominal que se tenga.

Cuando un paciente tiene reflujo, el estar tumbado por completo durante horas no le favorece y por eso “recomendamos por ejemplo elevar el cabecero de la cama a la hora de dormir”. “Es una medida sencilla y mejora el tratamiento sintomático, pero hay que levantar el tórax, no sirven dos almohadas porque solo levantan la cabeza”.

También se recomienda no cenar muy tarde y esperar un par de horas antes de acostarse.

El omeprazol

En cuanto a los tratamientos farmacológicos, están los antiácidos que alivian de forma rápida pero sus efectos también desaparecen pronto. Además, no protegen ni son capaces de cicatrizar la esofagitis.

“Para un efecto más duradero y sobre todo para curar las lesiones son mejores los que bloquean las células que producen el ácido clorhídrico, como el omeprazol y sus derivados”. Y agregó que también se puede tomar “por temporadas” para prevenir la acidez ante una cena o comida copiosa.

Vitamina B12

Pero siempre “tiene que ser la dosis mínima eficaz”, aconseja este especialista para quien algunos de los efectos secundarios descritos son “poco frecuentes”. “Normalmente se pueden identificar y corregir, como es el déficit de vitamina B12.”