Espectáculos

Comienza la 30° edición del Festival de Biarritz con una fuerte presencia argentina


El festival dedicado al cine y la cultura latina comienza mañana en Francia y se extenderá hasta el 3 de octubre

(Por Hugo F. Sánchez- Télam)

El Festival de Biarritz comienza su 30ma. edición mañana con la argentina «Piedra noche», de Ivan Fund, como película de apertura, en un año con una importante presencia argentina en todas las secciones competitivas del encuentro, que se desarrollará hasta el 3 de octubre en esa elegante ciudad del suroeste de Francia.

El festival dedicado al cine y la cultura latina, que este año tiene como país invitado a Perú y presenta filmes de México, Brasil, República Dominicana y Chile, como viene sucediendo desde hace varias ediciones, tiene una nutrida lista de filmes argentinos.

Al describir el interés del festival por las producciones nacionales, en comunicación con Télam, el programador de la muestra, Nicolás Azalbert, si bien diagnostica cierta «homogeneización del cine argentino en los últimos años», rescata ficciones como «Fanny camina», de Ignacio Mallorens y Alfredo Arias; «Piedra Noche» y el documental «Concierto para la batalla de El Tala», de Mariano Llinás, para destacar que «en cada una de estas películas existe una profunda fe en el cine y el deseo principal de utilizarlo como un fin y no solo como un medio».

Precisamente, además de los títulos mencionados por Azalbert, la participación argentina en Ficción se completa con «Jesús López», de Maximiliano Schonfeld; mientras que en la sección Documentales se le suman «Adiós a la memoria», de Nicolás Prividera; «Esquirlas», de Natalia Garayalde; y «Qué será del verano», de Ignacio Ceroi.

¿Cuál es el panorama de esta edición del Festival de Biarritz en cuanto al cine?

Nicolas Azalbert: Para esta trigésima edición la novedad consiste fundamentalmente en la vuelta a la normalidad. Retorno masivo de los invitados, foro al cien por ciento de ocupación de las salas, reapertura del espacio Village en el edificio del Casino frente al mar como lugar de encuentro en donde como siempre habrá conciertos y es el lugar para reunirse luego de las proyecciones. Por supuesto que van a estar las secciones habituales como las competencias de ficción y documental, de cortometrajes, el foco dedicado a una cinematografía nacional que este año será Perú y la gran novedad reside en una sección «retrospectiva», que en esta edición estará dedicada a la obra completa del gran documentalista chileno Ignacio Agüero, que será uno de nuestros invitados destacados.

Una vez más Argentina tiene una participación destacada en Biarritz. ¿Cuáles son las principales características del cine argentino que lo hace atractivo para un programador europeo?

A pesar de una homogeneización del cine argentino en los últimos años, a través de ciertas individualidades fuertes, todavía continúa despertando nuestro entusiasmo por la audacia narrativa, como «Jesús López», las mezclas de géneros que es el caso de «Piedra Noche», las cuestiones políticas que pasan por la búsqueda estética de «Fanny camina» o dispositivos formales como «Concierto para la batalla de El Tala». En cada una de estas películas existe una profunda fe en el cine y el deseo principal de utilizarlo como un fin y no solo como un medio.

¿Por qué Perú como país invitado? ¿Por dónde pasa el eje del cine hecho en ese país?

NA: Este año coincide con el Bicentenario de la Independencia del Perú. Era la oportunidad para investigar una cinematografía que se ha quedado rezagada por mucho tiempo con respecto a otras de Latinoamérica. Pero desde mediados de los noventa surge un movimiento, el llamado «cine regional», que gracias a la democratización de lo digital, ha permitido visibilizar ciudades y regiones hasta ahora despreciadas en beneficio exclusivo de la capital. A la apropiación de estos nuevos espacios geográficos se ha sumado la apropiación de un presente que la trágica era del Sendero Luminoso eclipsó durante mucho tiempo. Para este cine, no se trata de olvidar el pasado sino de filmar sus repercusiones actuales, de ponerlo en perspectiva en lugar de repetirlo, único medio para que la historia no se detenga y que la memoria vaya de la mano con la remisión.

La irrupción del streaming y la proliferación de plataformas ya cambiaron la manera de ver cine para muchos espectadores. ¿Cuál es su percepción? ¿Cuál es el futuro de la exhibición y de festivales como Biarritz?

NA: El streaming y la proliferación de plataformas son, como todas esas nuevas tecnologías de comunicación como las redes sociales, las videoconferencias o las plataformas de trabajo digital, armas que se han vuelto contra nosotros y contra el cine. No es casualidad que aparecen mundos paralelos en todas las películas de la competición de ficción de este año. La pandemia solo aceleró y acentuó situaciones que ya estaban surgiendo. La distancia no se establece solo entre las personas, se establece dentro de sí mismas en donde varias películas tratan de la duplicación de identidades, en relación con la historia, la infancia, la política y la naturaleza. Todas estas separaciones planteadas en las películas son parte de una separación general, la del hombre con lo real. La existencia de un festival como el de Biarritz, que permite a un público numeroso descubrir películas juntos y poder intercambiar con los realizadores, consiste en volver a unir a la gente, a reconectarla con el mundo y con ella misma.